El repartidor de periódicos

Irene Montero y las mujeres asesinadas

Irene Montero y las mujeres asesinadas
La ministra de Igualdad, Irene Montero, asiste al pleno celebrado en el Congreso de los Diputados hace unos días. EFE/ Chema Moya

No hace ni tres meses que la ley del sí es sí entró en vigor, pero resulta que, para la prensa de la guapa gente de derechas, esta ley es la culpable del repunte de los asesinatos de mujeres en este cruento mes de diciembre. Supongo que esperaban que la ley nos convirtiera de repente a todos en tarzanes en defensa de Jane, pero la realidad nunca funciona así. Y la realidad nunca ha inspirado a nuestra guapa gente de derechas, más amante de los bulos. Y de los volquetes de putas, que son enormemente feministas.

Más de tres millones y medio de españoles votaron en las últimas elecciones por un partido, Vox, que niega la existencia de esta lacra. Y otro partido con cinco millones de votos, el PP, no tiene reparos en aliarse con Santiago Abascal y respalda sus políticas negacionistas de la criminalidad machista. Suponen más de un tercio de los votantes, entre los dos. Y llevan, desde la reciente aprobación de esta ley, exaltando la ferocidad del macho como si esta ley fuera un atentado contra la hombría. Un ataque contra el hombre blanco heterosexual.

Yo también podría decir que los estigmatizadores de esta ley han estimulado la violencia machista, han conseguido que los descerebrados se sientan atacados y maten más. Pero no lo digo. Porque no es verdad. Porque espero que no sea verdad. Lo que sí os puedo decir es que el PP, gobernando, invocó a la virgen para acabar con las violencias machistas. Y la virgen funcionó regular, según los datos.

No sé vosotros (lo que voy a contar es antiperiodístico, intuitivo), pero observo a muchos hombres de mi entorno ponerse rabiosos con la ley de Irene Montero sin haberla leído. En una cena familiar, ya hace un tiempo, antes de la formulación de la ley, tres hombres empezaron a despotricar contra la posibilidad de que las mujeres pidieran bajas laborales por los dolores de la regla. Se me ocurrió decir que la medida costaba menos de lo que le habían trincado a Bárcenas y Juan Carlos en paraísos fiscales. Tuve que levantarme de la mesa, atacado por mil gritos (todos de hombres: algunas mujeres y machos jóvenes también se levantaron).

Si los machirulos ladran, es porque cabalgáis.

No voy a decir que esta ley, o cualquiera de estas leyes, sea mejor o peor. El feminismo aun transita en un territorio ignoto, sobre todo en lo legislativo. Hasta hace nada, nadie se había sentado a buscar soluciones al maltrato y asesinato machista desde un punto de vista penal ni educativo ni psicológico ni social. No nos extrañemos de que las cosas salgan mal, sean imperfectas y más que mejorables. Pero nunca nos arrepintamos de hacer algo, aunque esté mal hecho, cuando nada se había hecho antes. Quizá la inventora de la rueda la pensó, en un principio, hexagonal. Pero acabaremos inventando la rueda redonda y feminista, a pesar de los que aun siguen deseando que las mujeres arrastren el arado.

Cuando en la época de Zapatero se creó el Ministerio de Igualdad, los peperos lo rebautizaron despectivamente Ministerio de Igual Da. Hoy hacen lo mismo con la ley gubernamental del sí es sí (no hablemos de la ley Irene Montero: la apoyaron todos los partidos que sustentan al gobierno, la mayoría social española).

Pero vayamos a los periódicos, que son los que me pagan el beluga y los millardos de euros con los que vuelo en Falcon de redacción en redacción: La Razón dedicaba este viernes su editorial sobre el tema a la socialista Carmen Calvo, que parece más empeñada en dilucidar el sexo de los ángeles que en buscar soluciones políticas a la sangría femenina: "Calvo crea ahora la tesis de la «contradicción sangrienta» de una sociedad que ve morir a las mujeres por el hecho de serlo, manifestando la inutilidad de las políticas feministas actuales contra la violencia de género y abogando por un nuevo modelo en el que las féminas sean por fin escuchadas, evidenciando que la violencia no está desapareciendo con las medidas puestas en vigor contra esta lacra de la sociedad. E incluso agudizando el problema con leyes como la polémica norma del «solo sí es sí» del Ministerio de Igualdad de Irene Montero". Las negritas son corta y pega del editorial de La Razón, pues me parecieron necesarias.

A Carmen Calvo y a sus palmeros de La Razón solo les falta una cosa: proponer alternativas y mejoras.

ABC habla del "fracaso evidente que está suponiendo la nueva ley", cual si una ley fuera un bálsamo instantáneo, como la viagra.

El Mundo también se pone cagaprisas, y nos dice que "existe la percepción de que las políticas que se están desarrollando no dan sus frutos. Si acaso, al contrario. Afrontar problemas enraizados en la sociedad exclusivamente desde la ideología no sólo no los soluciona, sino que puede empeorarlos".

Aquí dejan claro que el feminismo, según ellos, no debe convertirse en ideología. Basta con que sea tema de discusión en las reuniones de Cáritas que organizan todos los miércoles las marquesas y los banqueros.

Ahora que el premio Nobel más demócrata del orbe está muy triste por su separación de Isabel Preysler, espero que en las próximas elecciones sigáis el consejo de Mario Vargas Llosa y votéis mal. Es mi humilde deseo navideño. Votad mal, que así seguiremos aprobando muy imperfectas y fecundas leyes. Pero no invoquemos a las vírgenes, que funcionan regular. Lo digo sin acritud, pero prefiero leyes que santos.

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