Palabra de artivista

La impensable ley contra personajes homófobos

En 2009 el parlamento británico intentó aprobar una ley que prohibiese contenidos homófobos en televisión. En realidad era una cláusula de una ley más general, para penar la "incitación al odio", la que podría obrar el milagro. Y es que dentro del paraguas normativo ideado para atenuar levemente el continuo diluvio de ultrajes que los homosexuales tenemos que soportar en esta sociedad, una cláusula ponía fin a la consideración de la homofobia como "libertad de expresión" (una tradicional argucia de los homófobos para hacer pasar por mera libertad de expresión lo que no es más que odio, ataques e insultos).

Pues la campaña lanzada por los medios de comunicación (especialmente los del fascista Rupert Murdoch) para demonizar la iniciativa legal, fue bestial. El tiempo, medios y atención que los medios de comunicación dedicaron a una norma menor frente al que le dedicaron a temas verdaderamente esenciales para los ciudadanos como la crisis fue absolutamente desproporcionado. Día tras día se hinchó la importancia de la norma para convertir aquel ajuste democrático en una terrible amenaza a las libertades de los ciudadanos. Se sobreexpuso de tal modo que consiguieron hacer parecer aquella necesaria norma el más escandaloso ataque al Imperio desde los bombardeos nazis.

La monstruosa campaña de descrédito, manipulación y alarmismo tuvo su gran apoteosis unos días antes de la votación, con unas lamentables apariciones de personajes populares para hablar ante los parlamentarios en contra de la cláusula. Ese fue el caso del humorista Rowan Atkinson, "Mister Bean", que atacó ardientemente la posible aprobación de esa "peligrosísima amenaza de la libertad de expresión y la cultura". Su argumento principal era: "Si prohibís hacer bromas homófobas o ridiculizar a los homosexuales con personajes homófobos, es posible que los gays desaparezcan de la televisión". Subtexto: ¿De qué vamos a vivir los humoristas si no nos dejáis humillar, ridiculizar, pisotear la autoestima de los homosexuales? ¿Acaso no es para lo que han nacido los homosexuales, para que nos riamos de ellos?

Gran Bretaña tiene una enorme tradición homófoba; especialmente notable es su utilización de los hombres vestidos de mujeres sobre los escenarios desde Shakespeare (una norma misógina prohibía a las mujeres aparecer en un escenario), originando el término drag queen: drag es "arrastrar" y hace referencia al sonido de las enaguas que portaban los hombres disfrazados al arrastrarlas por el suelo, ergo: "reinas que arrastran": drag-queens. De esa tradición surgió toda una escuela de la pantomima, vaudeville y varietés que ha implantado en el subconsciente británico la rutina de mofarse de un hombre vestido de mujer y, por ende, de los homosexuales o de la mera idea de que un hombre sea afeminado o quiera ser una mujer. Por desgracia este es el tejido del que está fabricada la homofobia. Íntimamente ligada a la misoginia: "la mujer es un ser inferior". Pero es difícil conseguir hacer entender a los ignorantes que la orientación no tiene nada que ver con el género o el sexo. Los homosexuales no queremos ser mujeres (los gays) u hombres (las lesbianas). De hecho queremos tener el doble de genitales que definan nuestra identidad: el nuestro y el de nuestro maromo o pibona.

Por supuesto, obvio aclarar que con semejante adoctrinamiento la reforma de la ley no fue aprobada y la cláusula que defiende los personajes homófobos, los chistes homófobos, las ridiculizaciones homófobas de los humoristas como "libertad de expresión" se ha quedado intacta.

El caso es que me preguntaba yo qué ocurriría si aquí, en España, se intentase implantar una ley así. ¿Tendrían que retirar "Sálvame" de la parrilla o sería toda Telecinco la que desaparecería rápidamente seguida por Cuatro con ese Florentino "El Rey de la Sal Gorda", Antena 3 y demás cadenas? Claro que sólo por poder ver al cretino de Carlos Herrera defendiendo su "libertad de expresión" para insultar a la Valientas feministas y LGTB de la Complutense o a toda la plantilla de zombies de Intereconomía o LibertadDigital hablando en el Congreso para explicarnos a todos lo que es libertad, fascismo (de izquierdas, por supuesto) y refinamiento democrático, quizás valiese la pena. Eso sí que sería humor.

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