16/02/200916/02/2009

Y ahora los del Instituto Karolisky, o algo así –afirma por radio una señora como quien sabe de qué habla–, nos dicen que si los hombres sois infieles es porque tenéis un gen que os obliga a serlo, que no es culpa vuestra. Sabes qué es un gen, Javier, ¿no? ¿Tú piensas que un gen puede ser la causa de la infidelidad de los hombres?"
"Mira –responde Javier mientras el taxi enfila Capitán Haya–, yo no soy un experto en eso de los genes... no sé... No todos los hombres..."
"Pero tendrás una opinión, ¿no?"
"Por supuesto. Estas cosas científicas a veces son locuras. Yo creo que, si soy infiel, y ojo, no digo que lo sea, si soy infiel es porque se me da la gana... en fin... eso."
El chofer y yo largamos la carcajada. Y yo le explico:
"El Instituto Karolinska (no Karolisky, como dijo esa señora) es uno de los centros médicos más grandes y antiguos de Europa. En 2007 ocupó el noveno puesto mundial en investigación biológica. Son los del Karolinska los que proponen cada año los candidatos al premio Nobel de medicina. Son científicos de primera y, como tales, muy prudentes en lo que afirman. La variación genética de la que hablan, dicen, no sirve para vaticinar el comportamiento de nadie. Lo que dicen es que han hallado una correlación estadística entre unos genes (que no se encuentran en todos los hombres) y el tipo de relación de pareja de los hombres, y eso les parece sumamente interesante."
El taxista me mira por el retrovisor.
"Una correlación... ¿qué?"
"Estadística. No dicen que una cosa sea la causa de la otra, sino que la infidelidad y ciertos genes a menudo coinciden en la misma persona", le explico.

El taxista se echa a reír y afirma:
"Y viene esa mindundi que se cree que lo sabe todo..."
"Bueno, todo no. Por ejemplo, no sabe lo que piensa Javier..."
"¡Otro mindundi! ¿Qué va a pensar Javier? ¡Por pensar no piensa ni qué día de la semana es!"
"En todo caso lo que afirman los del Karolinska es que los hombres que tienen una o dos copias de la variante del gen de marras, llamada alelo 334..."
"¿Usted es médico, señor?"
"No, pero si algo me interesa me informo. Digo: que esos hombres tienden a comportarse de manera diferente de los que no las tienen, a ser menos fieles, en el pasado suelen haber tenido más problemas de pareja. Y sus mujeres, esposas, novias o amantes, también lo han notado. Es decir: podría darse que esta variación genética, de alguna manera, tuviera una influencia en la manera de ser de esos hombres, ¿entiende?"
"O sea –dictamina con criterio certero mi taxista–, que la opinión de Javier no cuenta para nada."
"Exactamente, mi amigo. ¿Cuánto le debo?"