Todo es posible

Parecía tan normal

Cuando Jaume Matas era ministro, y también cuando fue presidente de Baleares, tuve con él bastante relación profesional, es decir, le entrevisté varias veces y almorzamos en sus sucesivos despachos acompañados de otros colegas y de su jefa de prensa. Además de ser una buena fuente informativa, era un político especialmente cordial, de conversación amena y buen anfitrión. Como tengo muchos años de profesión a mis espaldas, pregunté, en círculos bien informados de Mallorca, de dónde procedía su fortuna, porque era evidente que vivía a cuerpo de rey. Me dijeron que su mujer había tenido la suerte de heredar un considerable patrimonio. Así se quedó la cosa, hasta que Matas compró el palacete del siglo XVI. Por primera vez mis fuentes me transmitieron sus sospechas. Quizá no fuera cierto lo de la herencia de la señora. Entonces a mí se me puso la misma cara de idiota que cuando supe lo de Roldán, lo de Urralburu y lo de tantos otros que enloquecieron por el lujo. En ese momento dije la misma retahíla de tópicos que repiten los vecinos ante el micrófono cuando les preguntan por el detenido de turno: "Nunca lo hubiera sospechado. Parecía tan normal...".

Estoy indignada como contribuyente (roban el dinero de nuestros impuestos) pero también como profesional a la que dieron gato por liebre. Y no sólo a mí, también a mis colegas les engañaron vilmente. Basta consultar las hemerotecas para comprobar la buena prensa que tenían, antes de ser convictos, algunos de los corruptos mencionados. ¿Cuántos se habrán ido de rositas? Estoy con Escolar; el que la hace no siempre la paga.

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