Todo es posible

Los imprescindibles

En un programa de radio, hace un par de días, comentaba con Ramón Lobo la frase de Bertold Brecht. "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles". Mi colega elaboró una lista en la que aparecían varias personas entregadas a mejorar la situación de los desposeídos; de esas que se merecen algo más que un Premio Nobel de la Paz. Yo hice mi particular repaso de los imprescindibles y me salió el nombre de Enrique Miret Magdalena que, probablemente, en esos momentos se estaba muriendo. Me impactó tanto la coincidencia que quiero dedicarle mi recuerdo.

Siendo ya octogenario, me convenció de que debía practicar ciertas costumbres diarias para estar moderadamente satisfecha, gozar de buena salud, dormir sin miedo y despertarme con ganas de vivir. Son normas tan sencillas como leer un poco; aprender cada día algo nuevo; salir de casa con cualquier pretexto; hacer pequeños y constantes viajes; no hablar de enfermedades o desgracias; y practicar cinco minutos de yoga y un poco de meditación. Si realizas a diario estos pequeños ritos, me dijo, no te garantizo la eternidad, pero sí la salud mental, el sosiego y la calma para blindarte frente al agresor. Algo he conseguido, aunque no tanto como él. Me temo que su integridad moral, su eterna lucha contra los fanáticos, su insumisión contra la jerarquía y su envidiable vitalidad no se consiguen sólo con unos cuantos asanas o ejercicios yóguicos. Lo que le hizo imprescindible es practicar la rebelión hasta el último día.

Más Noticias