Traducción inversa

Más sobre el muro

  Estos días, en que coincidía curiosamente el aniversario de la caída del muro de Berlín y la elección de José Luis Centella en el XVIII Congreso del Partido Comunista de España, se han escuchado algunas voces que ponen en cuestión que la implosión del sistema soviético constituya un avance sin paliativos en la historia de la libertad humana. Por supuesto, no estoy de acuerdo. Que te mate Hitler por ser judío, Franco por ser masón o Stalin probablemente sin motivo (o por ser comunista sincero, que de todo hubo): ¿dónde está la diferencia? El llamado "socialismo real" fue un fracaso sin paliativos, muy real y muy poco socialista. Eso lo entendieron perfectamente aquellos marxistas honestos –como Alexander Dubcek, el protagonista de la "Primavera de Praga"- que intentaron conjugar comunismo y democracia. Su fracaso es un poco el de todos nosotros. Pero hay que estar a favor de Dubcek y no de sus verdugos. Hay que tener un poco de decencia ideológica.

  ¿Se puede ser comunista en 2009? Supongo que sí, porque aunque las respuestas fallaron las preguntas de siempre (por qué el mundo es esencialmente injusto) siguen estando ahí. Leer a Marx en pleno siglo XXI, más que un anacronismo, puede ser un acto de provocación y de rebeldía. Leerlo como lo hace Fidel Castro, en cambio, es confundir el culo con las témporas. Toda revolución nace contra los fusiles y acaba engendrando sus propios fusiles. ¿Hay sitio para una izquierda marxista en Europa y en el mundo? Sí, a condición de que no esté orgullosa de haber erigido "muros antifascistas" y de haber disparado contra los que lo querían saltar. Ese es el reto.

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