Traducción inversa

Contra el Día del Libro

Yo soy uno de esos tipos raros, dejémoslo claro, que el Día del Libro no tienen absolutamente nada que celebrar.  Este 23 de abril, una vez más, me he quedado en casa haciendo lo que hago habitualmente: leer. Comprar literatura, leerla, incluso escribirla es mi actividad cotidiana, así que ¿para qué se supone que necesito un Día del Libro? Solamente el ayuno de letra impresa sale ese día a la calle, se acerca a una librería y acalla su conciencia desvirgando cualquier objeto bien o mal encuadernado. Y quizá, luego, lo lee.

  Por todo esto, me resultó un poco chocante la anécdota de Chávez y Obama en la Cumbre de las Américas a propósito de Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Como explicó este periódico, el gesto del presidente de Venezuela al regalarle a Obama el libro de Galeano hizo que este título ascendiera rápidamente en el ránking de Amazon, pasando del puesto 54.295 al número 2. Pues bueno.

  En realidad, y sin entrar a discutir la eficacia política de la jugada chavista, hay algo en todo esto que no me cuadra. Para empezar, se supone que el mandatario venezolano tenía algún interés en ilustrar al norteamericano con el contenido del librejo de marras. Entonces, si es así, ¿por qué le regaló su versión original en español? Se da la circunstancia de que Obama no lee en este idioma. Y se da también la otra circunstancia de que existe una versión de la obra en inglés, que es la que ha protagonizado el vertiginoso sprint en Amazon. No discuto la eficacia simbólica de la munificencia chavista, pero me deja perplejo la poca operatividad práctica del episodio. Regalar un libro a alguien que sabes que, aunque queriendo, no lo podrá leer.

  No sé qué demonios le pasa al mundo con los libros. Quizá tenga razón Philip Roth y, dentro de nada, los que hemos leído Ana Karenina constituiremos una secta excéntrica y un poco antipática. Y esto no tiene nada que ver con el formato de todas esas letras juntas, sea impreso, digital u holográfico. Se trata del sentido que ha de jugar en nuestras vidas la ficción, el ensayo, la poesía, todas las catástrofes estéticas que nos edifican por dentro. Quizá regalar un libro un día sea todo lo que nuestro mundo esté dispuesto a hacer al respecto.

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