La trama mediática

El PP recibe por la derecha

Fe de erratas tardía: hace un mes y un día, a la vista de un puñado de cucamonas que le hacía Pedro Jota a Rajoy, titulé "El PP recupera El Mundo". Táchenlo hasta nuevo aviso. El de los tirantes è mobile qual piuma al vento y otra vez se le ha rebelado la hemorroide mariana. Tengan como prueba el final del editorial de ayer: "Lo peor de la comparecencia de Rajoy fue comprobar cómo un líder que ha cimentado su imagen en la defensa de los principios y los valores, dice ahora que 'la vida son los resultados'. Al abrazarse a Camps asumiendo que todo vale si tienes la perspectiva de ganar las elecciones, Rajoy pierde a raudales credibilidad y autoridad moral como aspirante a presidente del Gobierno".

Eso sólo era una carantoña. La viñeta de Gallego y Rey -anverso de la ya célebre de El País sobre Zapatero- mostraba al pontevedrés sudoroso, con sus manos hechas un ocho sobre el timón del PP. En la de Ricardo, la caricatura de Rajoy se agrietaba junto al edificio que pretendía apuntalar. Entre una y otra, David Torres escribía "¿Hay vida inteligente en Génova? Esta gente babea, balbucea, chilla, se ríe, se amputa el brazo que no es. Da pena o risa, asco o rabia, según". Y, como no le debió de parecer suficiente, aún añadía: "Sólo al PP se le ocurre suicidarse cuando por fin iba ganando el combate, como aquel luchador idiota de los Monty Python que peleaba consigo mismo a ver si conseguía el título mundial, y se daba de hostias en la boca, y así ganaba y perdía a la vez".

Herrera señala a los zaplanistas babeantes

Busquen en Público o El País una guantada parecida. No la encontrarán. Cosas del cainismo, en el que incurría -paradójicamente, al denunciarlo- el habitualmente templagaitas Carlos Herrera desde su columna de ABC: "¿Quién querría el final de la carrera política de Camps? Desde luego los zaplanistas, que si dispusieran de tiempo desmenuzarían babeantes sus entrañas, pero también algunos efectivos cercanos a Rajoy que están convencidos de que aquél que tanto hizo por él en el célebre Congreso de Valencia le ha puesto, en realidad, a los pies de los caballos".

Pero no hagan caso. Ya saben que los medios y los opinadores citados en estas líneas son reconocidos sicarios de Ferraz y Moncloa. Palabrita del editorialista de La Razón, que clamaba venganza: "No se recuerda una operación de destrucción de la oposición política como ésta en un Estado de Derecho, y el PP no debería olvidarlo". Traducido: su tabaco, gracias.

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