La trama mediática

Con y contra Rajoy

Que Santa Lucía o Barraquer conserven la vista al editorialista de La Razón. Como si no hubiéramos asistido en directo al psicodrama estupefaciente del PP valenciano, el carpintero de la opinión del diario de Planeta nos hizo ayer este resumen del chusco folletón: "Rajoy y Camps han actuado con la energía, claridad y rapidez necesarias para solventar el desgaste de imagen que representaban las filtraciones interesadas sobre el 'Caso Gürtel'. Estamos ante una trama compuesta por unos corruptos que se han aprovechado del PP y que nada tiene que ver con esta formación. Por ello, la firmeza mostrada es muy positiva y un claro mensaje de cómo se tiene que afrontar un caso de estas características". Se han quedado sin habla. Lo comprendo.

Más pragmática, aunque cruel en la metáfora canina con el gimoteante Ric Costa, Cristina López Schlichting abría su francachela vespertina de COPE haciendo votos a San Seacabó: "A ver si, muerto el perro, se acaba la rabia". Tiene toda la pinta de que no. Sacrificado el primer bufón, digo, el primer peón, hay quien aconseja sin titubeos entregar también a la reina. Desde el nada sospechoso ABC, Ignacio Camacho le ponía nombre a la ya no tan valiosa pieza del ajedrez popular: "El presidente valenciano tiende a confundir liderazgo con compadreo y ha dado la impresión de sentirse intimidado por responsabilidades políticas graves que no quiere afrontar; le han temblado las piernas y ahora lo que le está temblando es la cabeza, porque Rajoy tarda en cabrearse pero cuando se cabrea las guarda y caza al acecho".

El Mundo se cobra una deuda

Al fondo -no sé si decirles a la derecha o al centro- de la caverna, en El Mundo, Luis María Anson echaba más sal -Canela fina, dice él- en la herida genovesa. "Un dirigente popular de envergadura, marginado por Rajoy, me lo decía ayer: 'A Aznar no le hubiera pasado ésto. Aznar habría levantado la voz, habría impuesto su autoridad'. Rajoy está en el merengue", metía cizaña nostálgica el académico.

Como puntilla y pago de la duda pendiente con su poco estimado líder del PP, el editorial principal del diario de Pedro Jota sentenciaba: "El vodevil protagonizado por un partido que aspira a gobernar ha dejado tocada la autoridad de Mariano Rajoy, cuyo gusto por las componendas y el no hablar claro está llegando demasiado lejos. No faltará quien se pregunte cómo gestionaría el líder del PP una crisis de Estado en La Moncloa". Pues, ahora que lo dice...

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