La trama mediática

De Lewinski a Zapatero

Aunque su columna de ayer en ABC pretendía malmeter sobre el llamado blindaje del Concierto vasco -sin distinguirlo de un onza de chocolate, por cierto-, Ignacio Camacho no se resistió a anteponer a la retahila de tópicos una carga de sal gruesa sobre el encuentro de Zapatero y Obama. Vean qué chistoso: "Mientras Zapatero entraba en el Despacho Oral, digo Oval, con la misma solicitud obsequiosa que Monica Lewinsky..." ¿Hay algún psicoanalista en la sala? Me lo interprete, por favor. Ah, que no hace falta, que salta a la vista. Eso pensaba. Curioso, que el mismo día escribiera Alfonso Ussía en La Razón lo siguiente: "Si un kilo de tonto se cotizara en el mercado como un litro de petróleo, España estaría a la cabeza de la economía mundial. Sería una potencia".

Opino humildemente que ocurriría lo mismo si se cotizara a igual precio el kilo de listo. Hay que serlo con pedigrí -o creérselo- para recomendar al PP respecto a la ciénaga Gürtel que saque dientes, que es lo que les joroba. ¿Lo ha vuelto a hacer Isabel Pantoja? No; Herman Terstch en ABC: "La oposición se debería dejar de pijerías y disculpas y dedicarse a las cosas serias". ¡Eso, eso! Que se disculpen los de la acera de enfrente, que según Terstch, son los que están enmarronados de verdad: "Aunque pueda haber sorpresas y según se tire de la manta resulte que los amigos del señor Gürtel tiene también muchos amigos entre los socialistas, incluida una íntima fontanera de La Moncloa". ¿Por qué no va al juez y cuenta lo que sabe?

Los legionarios de Antonio Burgos

Antonio Burgos tiene otras preocupaciones más marciales. Contaba ayer en ABC que está con la mosca tras la oreja desde que el lunes vio desfilar a los legionarios más aseados que de costumbre: "Estoy viendo que esto es una avanzadilla de barbería y peluquería contra la Legión. Sobre sus gloriosos guiones veo planear la peligrosa sombra del águila carroñera de la Memoria Histórica. Se empieza prohibiendo que los caballeros legionarios sean unos tíos de pelo en pecho, y nunca mejor dicho, unos servidores de la Patria con toda la barba, (...) y se acaba amortizando a los novios de la muerte, porque sacan de la chistera de la Historia el conejo de la Memoria".

Y como remate a sus cuitas, los de verde llevaban una cabra en lugar de un carnero: "¿Era acaso una cabra loca, en esta nación que glorifica a todas las cabras locas, y usted sabe perfectamente lo que quiero decir?", se preguntaba el macho hispalense.

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