La trama mediática

Los cooperantes y el Estatut

A la espera de otro Alakrana para ponerse ciegos de demagogia, los oportunistas de la opinión se conforman con piezas de caza menor. Tres cooperantes secuestrados en Mauritania. ¿Españoles? Mejor que eso: son catalanes, como señalaba en Cope Joaquín Vila: "Esta ONG tiene un punto de catalanista muy importante, justamente en un momento en el que los catalanes tienen su conflicto con el Tribunal Constitucional". ¡Jo, si es que estos de Al Qaeda piensan en todo! ¿No lo captan? Pues sigan el razonamiento -es un decir- del tal Vila: "Vamos a imaginar que éstos tienen algún problema grave por una torpeza del Gobierno, pues los catalanes, que sienten que son compatriotas suyos y no nuestros, pues entonces a lo mejor se lo toman a mal. Que son muy catalanistas éstos y quiero situarlo en el contexto político actual". Como se lo transcribo.

Suiza, patria querida

Atribuyan eso, si quieren, a la euforia que inunda la emisora episcopal gracias a los suizos que votaron en contra de la construcción de nuevos alminares en las mezquitas. "Ha sido la sociedad la que ha dicho 'no' a lo que considera una islamización del urbanismo y un avance del relieve público de una religión a la que cuesta insertarse en la cultura europea", celebraba en su línea editorial la cadena de los obispos. Desde ABC, Herman Tertsch hacía también la ola al país que inventó el reloj de cuco y, de propina, se adornaba con una frase que someto a la interpretación de los lectores: "Los suizos quieren seguir siendo dueños de su destino. Por mucho invitado que tengan. Porque no se puede invitar al invitado a ser invasor". Uy, uy, uy.

Les invito ahora a la deconstrucción de una trola. Como relleno en una crítica teatral, escribía César Vidal ayer en La Razón: "Todavía sigue procesado el humorista Fray Josepho por una poesía satírica referida a Pascual Maragall ya que al antiguo presidente de Cataluña le pareció que le acusaba –y dista mucho de resultar obvio que así fuera– de beber alcohol". Les copio y pego alguno de los ripios aludidos, y luego me dicen: "Esporádicamente mi ego se exalta, si trinco en demasía güisqui de malta. También fanfarroneo y me doy tono cuando trinco tres copas de Anís del Mono. Otras veces me paso con el coñac, y pienso, jactancioso, que soy un crack. Tanta alharaca se desvanece luego con la resaca". No, no le estaba acusando de beber alcohol. Directamente le llamaba alcohólico. Libertad de expresión llaman a eso.

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