La trama mediática

España tiene esperanza

Dejen de tentarse el bolsillo, que todavía hay una oportunidad para salvarnos. "La esperanza de España", marcaba firme el paso La Razón en su primera de ayer. Y no, no se refería a la lideresa que sólo hace declaraciones cuando lleva zapatos de tacón, sino a la recién bautizada por el Grupo Intereconomía como La Rojigualda. Genial el título, pero aún mejor el subtítulo: "El Gobierno confía en que la victoria de la selección le dé un respiro tras el dramático ajuste económico". Quien corriera a buscar más datos sobre la tremenda exclusiva, se encontraba en la página señalada con una entrevista a Fernando Torres y el anuncio de un secador-alisador de pelo que el periódico de la mancheta azul vende por cupones, como las elecciones anticipadas. Jolín, con la publicidad subliminal.

Más directo, su primo mal avenido, ABC, sacaba a primera su editorial y proclamaba: "Elecciones anticipadas, una necesidad nacional". Muy solemne, sí, pero la pose cantaba ópera en la excusatio non petita que se deslizaba en la letra pequeña: "Pedir ahora elecciones generales anticipadas no es antipatriota ni oportunista. Convocarlas no será una claudicación". Oh, no, por supuesto que no.

Tertsch a la fuga

Pese al entusiasmo del periódico que le paga, a Hermann Tertsch se le ha pasado el arroz para el adelanto electoral. Él está ya en una solución pelín más drástica, que enuncia con el aliño sapoculebresco de costumbre: "Basura y más basura para distraer en los medios de control propio que son casi todos. Hay momentos en los que ya la única reacción lógica ante el disparate tectónico es la fuga. Con esta insensatez e incompetencia, todo español con posibilidades de hacerlo, debería huir o unirse a los insensatos". Cuando prepare las maletas, que no olvide el batín de guata a cuadros.

Y si busca compañía para la huida, que cuente con Isabel San Sebastián, que en su columna de ayer en El Mundo parecía mismamente la Hiena Tristón. Lean: "Hasta aquí hemos llegado. Esto no da más de sí. La única virtud de esta crisis atroz que nos azota es que ha terminado de derrumbar el decorado que tapaba nuestras vergüenzas para dejar al descubierto un modelo agotado, insostenible e irracional. O refundamos esta Nación o nos hundimos con ella. No hay medias tintas posibles. Pero esto se acaba. Se ha acabado ya. Lo trágico es que no hay ni un síntoma, ni un nombre, ni unas siglas que inviten realmente a la esperanza". Qué bajón.

Más Noticias