La trama mediática

Sucesión a babor

Abierto el melón sucesorio en la huerta socialista, el clan de la hiena cavernaria se frota las manos y, en el mismo gesto, comienza a temblar. "Saben crear paro y fomentar la pobreza como nadie, sí; pero también ganar elecciones. Incluso en las peores condiciones. Sobra euforia. Si Zapatero finalmente arroja la toalla, las expectativas electorales del PSOE mejorarán automáticamente", advierte con recelo Agustín De Grado en La Razón. Optimista esta vez, el ciclotímico Hermann Tertsch celebra en ABC lo que él llama "La defenestración del timonel". De propina, una loa envenenada a su presunto defenestrador: "La puñalada trapera está dada. Le han ganado en lo único que hace bien, la intriga. Eso sí, le ha ganado un campeón. Que no dejará de elogiarle mientras lo momifica".

Haciéndose de nuevas en El Mundo, Federico Jiménez Losantos comenta la jugada: "Así que Rubalcaba se ha convertido en el Señor de las Moscas, pero de esas moscas azules que descubren a los muertos y empiezan a devorarlos casi antes de que se enfríen". Su compañero en el papel pedrojotiano, Salvador Sostres, trata de escribir también sobre la presunta sucesión, pero pronto se le va el santo a sus cuitas: "La facilidad con que socialistas y comunistas pretenden saquear y saquean al ciudadano para llevar a cabo sus delirios es propia de república soviética. La impunidad con que tantas veces asaltan nuestras vidas, se entrometen en nuestras conversaciones y en nuestra intimidad es propio de las policías secretas que controlaban aquellas repúblicas soviéticas", se rasca donde le pica el escribidor.

Cásense y verán

Desde Libertad Digital, Agapito Maestre centra de nuevo la cuestión. O la descentra del todo, según se mire: "¿Es Pérez Rubalcaba el mejor dotado para hacer política a lo grande con el PP? ¿Sería capaz Pérez Rubalcaba de pactar con el PP el futuro de España? No, no y no. Hace mucho tiempo que este hombre perdió toda su legitimidad democrática", se pregunta y se contesta.

Fuera del culebrón sucesorio, el editorialista de Cope nos regala de nuevo una lección de economía pardusca aplicada. Si queremos salvar la economía, debemos pasar por la vicaría. Y consumar, claro: "A menos bodas, menos niños. Es el resultado de la imagen negativa del matrimonio inculcada a los jóvenes y de los prejuicios antifamiliares que impregnan las leyes, el sistema educativo y el conjunto de la cultura en España". Aplíquense el cuento.

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