La trama mediática

Juancarlismo cañí

Los emplumados diestros deben de estar con agujetas en la lengua de tanto lamer la bota borbónica. "El Rey pasó el examen", decreta El Mundo con banda sonora de pífanos. "Una lección del Rey Juan Carlos a los políticos", se albricia el editorialista pedrojotiano, antes de dar a sus lectores una piedra de molino para comulgar: "La valentía del Rey de utilizar su mensaje de Nochebuena a los españoles para fijar su postura en relación al comportamiento de su yerno Iñaki Urdangarin ha sido muy bien acogida por los ciudadanos". Eso debió de ocurrir en otro mensaje. Si vieron el del sábado, sabrán que todo lo que hizo el abuelo de Froilán fue silbar y mirar a la vía.

Ocurre que la realidad es una anécdota. Por eso el palafrenero que escribe los editoriales en ABC titulaba su pieza "Mensaje ejemplar" y se dejaba llevar por sus fantasías: "El primero de los españoles ha sabido ejercer de nuevo su alta magistratura con la hondura y el patriotismo que deben prevalecer en una situación que exige la unidad de todos". Por si alguien tenía dudas de que fuera así, La Razón lo certificaba en primera: "Los españoles aplauden al Rey por destacar la igualdad ante la Justicia". Como aval, una encuesta de NC Report, chiringuito demoscópico del diario azulón.

Una foto molesta

En La Gaceta, un leve crujir de dientes por determinado elemento del atrezzo regio. "El Rey sorprende apoyándose en una foto con Rajoy y Zapatero", rezongaba en primera página el papel intereconómico. Obviamente, la presencia que provocaba el disgusto era la del perverso leonés. Pero la cosa no iba más allá, como prueba otro editorial del género succionador titulado "España lo merece y lo necesita".

Juancarlerías aparte, en ABC Isabel San Sebastián se mete a Martin Luther King de vía estrecha y proclama que ella también ha tenido un sueño. Este: "Las cárceles estaban llenas de etarras resignados a cumplir sus condenas y jamás rentabilizar uno solo de sus asesinatos. Las embarazadas con problemas recibían ayuda y comprensión. Todos los niños eran bienvenidos a este mundo, que cuidaba con el mismo amor a los ancianos y enfermos".

Cada cual con su fantasía. La del editorialista de Cope tampoco es manca: "En el origen de la Navidad no hay un mito sino un acontecimiento histórico que sorprendió a los pastores y a los magos, a María y a José, personas todas ellas de carne y hueso". ¡Toma!

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