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La visita del rey a Castelló: brutalidad policial y Justicia arbitraria

Jesús Fuentes Tena

Lector de Público

La visita del rey a Castelló: brutalidad policial y Justicia arbitraria
Felipe VI en su visita a Castelló con Salvador Navarro y Ximo Puig. EFE.

Quiero denunciar los hechos ocurridos el jueves 6 de mayo en la Universidad Jaime I (UJI) con motivo de la visita del rey a Castelló, y sus consecuencias en el juicio que tuvo lugar el 20 de mayo pasado.

Libremente quise acudir a la convocatoria antimonárquica para hacer uso de mi derecho a mostrar mi rechazo a esa institución que considero corrupta e ilegitima, harto ya de sus desmanes (amantes, cacerías y comisiones). El concejal  Fernando Navarro dijo acertadamente que fue un día triste para la democracia, y lo fue porque los que tienen que velar por el cumplimiento de los derechos fundamentales los incumplieron gravemente. ¿Por qué nos quisieron apartar para que no se viera nuestra protesta ? ¿Por qué solo se respetaron los derechos de los que están a favor y se calló la voz discrepante? En un estado democrático, lo que pasó ese día es intolerable: policías provocando, insultando, agrediendo con patadas por debajo de las pancartas; empujones, detenciones arbitrarias, identificaciones a todos por el solo hecho de estar allí, golpes de todo tipo...

El trato a gente pacífica fue de vergüenza. Yo mismo medié con la Policía cuando nos querían sacar del recinto. Salimos sin ninguna resistencia a pesar de sus continuos empujones y provocaciones; y una vez fuera, más represión: golpes y encapsulamiento durante dos horas al sol tan sólo para de escarmentar y asustar a la gente. Si esta es la democracia de la que tanto alardean no me extraña que luego tengan que hacer todo tipo de campañas para limpiar su imagen. Yo no soy ya joven y hacía mucho tiempo que no veía algo similar. El trato fue de épocas anteriores y la puesta en escena de la Policía digna de otros tiempos. Quizá deban plantearse quitar el negro y volver al gris en sus uniformes. Realmente fue un triste día para la democracia.

Pero no acabó allí. Impotencia y rabia: estas palabras tan contundentes fueron las que expresó la madre del joven Eloy, de la Vall d´Uixó el 20 de mayo, a la salida del juicio por la detención de su hijo. El juicio era una farsa porque es claramente un montaje policial de manual, lo digo así de claro porque yo lo vi todo. Por eso, al llamamiento de la abogada para buscar a alguien que hubiera visto los hechos, me presenté sin dudarlo para declarar como testigo sin conocer de nada al acusado. Solo porque me parece una gran injusticia.

La madre de Eloy dijo sentir impotencia al ver cómo los policías mentían tranquilamente acusando de violentos a los jóvenes, estudiantes, y a gente como yo que fuimos tan solo a expresar libremente nuestro rechazo a una monarquía ilegítima y corrupta. Personas que de manera pacífica queríamos manifestar una opinión, y fuimos reprimidas con insultos, patadas, empujones, puñetazos y provocaciones de todo tipo por parte de los agentes de la Policía Nacional.

La madre de Eloy sintió rabia al ver cómo la juez se posicionaba claramente en favor de la mentira y desestimó cinco de los siete testigos de la defensa de manera sorprendente. Y lo más grave, desestimó todos los vídeos y fotos que dejan ver a las claras que el relato policial es falso, dificultando mucho  la defensa y el esclarecimiento de los hechos de los que se acusa a Eloy.

Yo añadiría que da vergüenza ajena y mucha pena ver que quien tiene que velar por tus derechos es quien los incumple y los pisotea. Es difícil explicar la bochornosa actuación policial de ese día. ¿Por qué unos pueden entrar con sus banderas a aclamar al rey y a los otros se les trata de manera tan violenta y represiva? Da vértigo ver cómo quien tiene que impartir justicia hace todo lo contrario, se comporta de manera desigual con los testigos y declarantes dependiendo si son de la acusación o la defensa, con continuos cortes y formas desagradables a estos últimos, dando a entender que el juicio es una mera formalidad y que la sentencia está dictada con anterioridad.

Se deberían depurar responsabilidades. ¿Quién fue el mando de ese brutal operativo policial digno de otros tiempos? ¿Es responsable la subdelegada del Gobierno? ¿Autorizó la rectora ese procedimiento antidemocrático de vulneración de derechos fundamentales dentro de la universidad? Muchas explicaciones deberían darse y seguro no se darán, y si tuvieran algo de empatía y dignidad lo que deberían hacer es dimitir inmediatamente los responsables de esta represión injustificable. Sea cual sea la sentencia, esa nefasta actuación policial, así como el juicio, dejan un rastro de personas afectadas de una u otra manera y esa anormalidad democrática no puede quedar impune. Parece que la maquinaria represiva del régimen no se para ante nada, aunque eso deje entrever que quizás no hay tanta democracia como pregonan.

Dijo alguien que el día 6 de mayo fue un día triste para la democracia por los hechos de la UJI. Yo añado que el día 20 en la Ciudad de la Justicia también fue un día triste para la democracia; y para la verdad, muy triste.

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