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Los tiburones vuelven a la carga

Después de una breve tregua, los especuladores vuelven a poner su mirada en España. En el Ibex 35 hay en estos momentos unos 1.700 millones de euros en apuestas bajistas; es decir, en operaciones financieras cuyas expectativas de beneficio se basan en la caída, no en el aumento, del valor bursátil en que hayan invertido. Estas aves carroñeras actúan allí donde huelen la posibilidad de sacar inmediatos réditos y España es, sin duda, un apetitoso pastel. Dos indicadores de "los mercados" constatan que España se encuentra de nuevo en el ojo del huracán especulativo: la prima de riesgo de la deuda española a diez años con respecto al bono alemán se ha disparado a niveles de julio pasado y los seguros por impago de la deuda española han tocado cotas máximas.

Y todo ello después de que el Gobierno haya intentado aplacar la voracidad de esos mercados mediante un durísimo plan de ajuste de 55.000 millones de euros en tres años y el compromiso de reducir el déficit al 6% en 2011. Y después de que el sistema financiero español (con excepción de algunas cajas) hubiese pasado con una nota relativamente buena las pruebas de estrés de julio pasado. Lo que pone de manifiesto este nuevo ataque especulativo contra España es la extraordinaria vulnerabilidad en que se encuentran los estados –y sus ciudadanos, por supuesto– ante unos grandes capitales sobre los que no existe una voluntad real de someterlos a un estricto control. Está visto que ser un alumno disciplinado de la ortodoxia liberal no otorga inmunidad contra los tiburones que la imponen.

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