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La derecha descubre el cambio climático

De repente, la derecha ha descubierto el problema del cambio climático. No porque se haya vuelto sensible de un día para otro, sino porque acaba de caer en la cuenta de que la terrible amenaza, que negaba con desdén, puede convertirse en un negocio fabuloso. No sorprende que a la cumbre del clima que se celebra en Cancún (México) haya acudido una nutrida representación de compañías multinacionales y fondos de inversión en busca de "oportunidades", eufemismo por negocios. La palabra que ha acuñado esa derecha liberal para apuntarse al cambio climático es "adaptación". Y el argumento que encierra no puede ser más simple: ya que los gobiernos han sido incapaces de evitar el calentamiento global, la empresa privada debe movilizarse para combatir sus consecuencias. Según sus cálculos, la lucha contra el cambio climático generará una tarta de entre seis y nueve billones de dólares.

Uno de los adalides de esa nueva estrategia es José María Aznar, que acaba de ser nombrado presidente del Global Adaptation Institute, un think tank con sede en Washington, entre cuyos patrocinadores se encuentran compañías con intereses en el sector de los hidrocarburos, que tiene por objetivo promover informes e investigaciones sobre ese escenario de futuro. Hace dos años, el ex presidente español menospreciaba olímpicamente el "alarmismo climático" y llamaba a "prestar atención a asuntos más preocupantes que el aumento de unos grados de la temperatura global". Ahora, esa fruslería comienza a preocuparle. O, más bien, a interesarle. En juego hay millones de dólares.

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