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Encuestas y política en Euskadi

El miércoles pasado, Zapatero dispensó al lehendakari Patxi López un recibimiento de excepción en su encuentro en la Moncloa. Resultaba obvio que el presidente del Gobierno pretendía exhibir su satisfacción por la nueva etapa política que se ha abierto en el País Vasco tras las últimas elecciones autonómicas. Unos comicios que el PNV ganó sobradamente en votos, pero que perdió en la aritmética parlamentaria, con lo que el Ejecutivo quedó en manos socialistas con el apoyo del PP.

Seguro que al PNV (como a cualquier partido) le viene bien un retiro espiritual tras 30 años en el poder. Lo interesante del caso, en términos de debate democrático, es que la solución que Zapatero dio a la encrucijada vasca no coincide con la voluntad de los ciudadanos. El viernes pasado, la Universidad del País Vasco publicó su Euskobarómetro semestral, según el cual el 61% de los vascos está contra el pacto PSE-PP, frente a un escaso 20% que lo apoya. Los datos coinciden en buen grado con un reciente sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), según el cual una inmensa mayoría de vascos hubiese preferido un acuerdo PSE-PNV.

La maniobra de Zapatero en Euskadi fue, y sigue siendo, muy aplaudida por la derecha, que la interpreta como parte de la rectificación general del presidente a su fallido proceso de paz. El electorado socialista está muy dividido, aunque quienes apoyan el pacto con el PP superan levemente a quienes lo condenan. Sólo el futuro dirá si, pese a todos los inconvenientes, no hubiese sido más apropiado tejer un acuerdo –muy bien atado, eso sí– con el PNV en Euskadi con el fin de consolidar un eje de socialistas y nacionalistas vascos que asegurara la gobernabilidad tanto de la comunidad autónoma como del Estado, donde el grupo parlamentario peneuvista destacaba como el socio más leal del Gobierno.

Es cierto que la creación de un Ejecutivo no nacionalista constituye una novedad histórica en Euskadi. También es verdad que el PNV mantenía una retórica soberanista difícil de casar con las posiciones del PSOE. Pero los aspavientos del PP, que alardea de ser el garante de la "normalización" del País Vasco, y su estrategia brutal de desgaste del Ejecutivo central me llevan a dudar sobre quién tiene razón: si la voluntad general de los encuestados por el Euskobarómetro y el CIS, o Zapatero, con su osada apuesta que lo ha dejado más solo en el Parlamento español en un momento delicado en que convendría un Gobierno más estable.

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