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Rubalcaba da la pelea

Con todas las encuestas presagiando una debacle del PSOE en las elecciones del 20-N, Rubalcaba no tenía en el debate de ayer otra opción que dar la pelea, como reza el lema de su cartel electoral. Y lo hizo desde el primer segundo, con una agilidad retórica y argumental que dejó descolocado en algunos momentos a Rajoy, como lo evidenció el propio candidato del PP al espetar a su contrincante: "No me interrumpa, si no le va tan mal en el debate". El candidato socialista hostigó a Rajoy con un interrogatorio sobre ciertas ambigüedades y ausencias de su programa electoral, que el conservador intentó eludir con respuestas genéricas, vagas, y con el previsto recurso de restregar a su rival su vinculación con las medidas más impopulares adoptadas por el Gobierno de Zapatero. Es indudable que Rubalcaba llegaba al debate con ese talón de aquiles que lastra su credibilidad ante muchos votantes, pero se esforzó en todo caso por transmitir, con propuestas concretas, que no es lo mismo votar al PSOE que al PP. Rajoy aplicó a rajatabla la estrategia de evitar respuestas comprometidas y de achacar todos los males de España al tándem Rubalcaba-Zapatero, y no aclaró ninguno de los interrogantes que le formuló su interlocutor; por ejemplo, qué va a hacer con las prestaciones de desempleo, con los activos tóxicos de los bancos, con la financiación de la sanidad, o si va a excluir a las pymes de la negociación colectiva. Es probable que Rajoy haya complacido a quienes ya han tomado la decisión de votar por él; la incógnita que queda tras el debate es si Rubalcaba ha conseguido su homérico objetivo de animar al muy decepcionado electorado socialista.

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