Una china en el zapato

El trabajo en los tiempos del paro

Son muchos los escritores y pensadores que han hablado de la "maldición" del trabajo. Desde Stendhal, que se horrorizaba ante las 18 horas de trabajo del obrero inglés, hasta Agatha Christie que aplaudía el arte de manejar el tiempo libre, pasando claro por Oscar Wilde. Desde El derecho a la pereza de Paul Lafargue hasta el Elogio de la ociosidad de Bertrand Russell. Trabajar es bonito si te deja tiempo para vivir.

     Tal y como están las cosas hoy en día, con la amenaza de un paro endémico y el peligro de acabar con los recursos del planeta, todo parece encaminado a la necesidad de revisar el concepto de trabajo, plantearse un cambio de mentalidad y retomar la idea del ocio creativo: repartir el empleo, decrecer, recuperar una cultura que no sea la del consumo insaciable, la de las compras, la de acumular objetos.  

     Cuando uno piensa que media población tiene trabajo pero no tiene tiempo, y la otra media tiene tiempo pero no tiene trabajo, se tiene la sensación de manejar las piezas de un puzle para niños de 0-3 años. La realidad es mucho más compleja, desde luego, pero está claro que es en la ecuación jornada laboral-tiempo libre, en el contexto de otro modelo de sociedad, donde descansa uno de los pilares del mundo que hay que volver a levantar tras la crisis. Como decía un personaje de Iris Murdoch, "el hecho de saber que estaba ciego no me ayudó a ver". (Bueno, pero al menos supo que el problema estaba en los ojos).

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