Con negritas

El futuro menguante de SOS

Mientras sigue su curso el proceso judicial contra JESÚS y JAIME SALAZAR, que dará de comer durante bastante tiempo a más de un bufete de abogados, los nuevos gestores de SOS se han aplicado a la tarea de deshojar el grupo a conciencia hasta dejar sólo el cogollo de su potente división aceitera. El primer hachazo se lo darán cuando consigan traspasar toda la actividad relacionada con el arroz, por la que ya se han interesado algunos de sus competidores españoles y extranjeros, entre ellos Ebro. Pero también tienen previsto poner pronto en venta los negocios de aceitunas, salsas, vinagres y dátiles, aparte de buena parte de sus inmuebles, aunque continúen ocupándolos en régimen de alquiler, como han hecho muchos bancos.

El equipo directivo acaudillado por MARIANO PÉREZ CLAVER, hombre de confianza de Caja Madrid, que es el
accionista de referencia de SOS desde el apartamiento de los hermanos Salazar en abril, calcula que las desinversiones pueden proporcionar, entre pitos y flautas, más de 500 millones. Sin embargo, ese dinero representa menos de la mitad del endeudamiento del grupo, notablemente incrementado en el verano de 2008 como consecuencia de la compra al gigante alimentario Unilever de la italiana Bertolli, que reforzó el liderazgo de SOS en el mercado mundial del aceite, con una cuota del 20%.

Para hacer frente al crédito sindicado de 630 millones que sufragó aquella operación, Pérez Claver ha solicitado una moratoria de año y medio en la que sólo pagarían intereses. Ese respiro es vital para SOS, que necesita reponerse del serio quebranto causado en sus cuentas por los manejos de los Salazar (casi 400 millones de euros) y también por la crisis económica, que ha derivado hacia las marcas blancas una parte considerable de la demanda.

El grupo calcula que tiene, hoy por hoy, un exceso de capacidad de producción del 50%, lo que le ha llevado a plantear un ERE temporal y el cierre de cada una de sus fábricas durante seis meses a lo largo de los próximos dos años.

Quién la ha visto y quién la ve
La coincidencia del feo espectáculo protagonizado por Jesús y Jaime Salazar con una caída brutal de los ingresos amenaza con desdibujar SOS, que puede acabar siendo apenas una sombra del imperio que fue y, en sentido estricto, es todavía. Propietario de marcas tan populares como Carbonell o Koipe, cerró el último ejercicio con más de 1.300 millones de facturación y en el segundo puesto entre los grandes grupos españoles del sector.

Nuevos tiempos
Su desmembramiento, sin embargo, probablemente lo apeará de esa posición, aunque del proceso salga SOS claramente saneada, como desea el núcleo duro del accionariado, con Caja Madrid al frente, que asumió el mando poco después de entrar en el capital mediante la aportación de cien millones, hace de eso menos de un año. Los socios históricos, entre los que se encuentran, además de los Salazar, DANIEL KLEIN, LUCAS TORÁN y un puñado de cajas andaluzas, han perdido fuerza a raíz del escándalo de los hermanos.

Llamados por el juez
La mayor parte de ellos tendrán que dar muchas explicaciones ante la Justicia por haber validado en su día el vaciamiento de las arcas de SOS, ya que han sido citados a declarar como testigos por el magistrado de la Audiencia Nacional encargado de la causa, FERNANDO ANDREU. Habrá que ver si su posterior marcha atrás los exime finalmente de todas las responsabilidades.

Más Noticias