Punto de Fisión

Pujalte y lo normal

Ha pasado prácticamente desapercibida la noticia de los tres millones y medio de euros que ingresó Martínez-Pujalte durante el año pasado, cuando aún era diputado, una porrada de ceros a la derecha que no aparece en sus cuentas y que no se corresponde con su sueldo de parlamentario ni con su facturación en la consultora de la que es socio. La buena nueva no apareció en los telediarios, ni de la mañana ni de la noche, ni en las emisoras de radio a ninguna hora, ni manchó las portadas de los grandes periódicos nacionales. Apenas nos hicimos eco unos cuantos diarios digitales, a pesar de que seguía en curso la investigación que, desde primeros de mes, un juzgado de Plaza de Castilla mantiene sobre el ex diputado y también sobre la ex senadora Ana Torme.

Esta desidia, falta de reflejos, ignorancia, pachorra o calma chicha contrasta enormemente con la celeridad y la contundencia con que las grandes cadenas informativas cayeron sobre el tremendo dispendio de 30.000 euros que el portavoz de Podemos en el Senado, Ramón Espinar, sacó con la venta de una vivienda protegida aquellos lejanos tiempos en que no era portavoz de Podemos y en que Podemos ni siquiera existía. El pecado de Espinar, escrito en futuro pluscuamperfecto, se pregonó en los medios, se publicó a doble página, se comentó en los bares y se regurgitó en los taxis. Los presentadores amigos se mesaban de los cabellos al predicar la noticia en diferido mientras que los tertulianos de guardia vomitaban del asco que les producía.

Queda claro una vez más, por si algún alma cándida aún no se ha dado cuenta, que la noticia no reside en la cantidad de euros, ni en la modalidad de delito, ni siquiera en la edad o el sexo de los implicados, sino únicamente en su adscripción a una determinada ganadería política. Dicho de otra manera: se considera normal asociar los términos "3'5 millones de euros de más" en un diputado electo del PP al tiempo que se contempla una aberración gravísima en que un estudiante, futuro senador de Podemos, venda un piso porque no podía pagarlo. Por eso Espinar tuvo que dar incontables explicaciones y ruedas de prensa mientras que lo único que tuvo que dar Pujalte es la vuelta a la esquina. Después de Bárcenas, de Correa, del Bigotes, de Rato, de Mato, de Matas, de Granados, de Fabra, de Soria, de Barberá, que en paz descanse, y de una interminable lista de imputados, sospechosos y ex ministros caídos en desgracia, lo extraño, lo anormal, lo insólito en el PP es una conducta honrada.

Por lo tanto, resulta hasta lógico que la mayoría de los periódicos, radios y televisiones desdeñen la ruptura de relaciones del PP con el séptimo mandamiento y apenas informen sobre ello. Tampoco es que informen mucho sobre el octavo o el décimo. Para los cuñados, que son legión, da lo mismo ocho que ochenta: todos son iguales. La definición canónica de noticia es que un pobre robe un euro, no que un pepero se abalance sobre un montón de dinero público por completo indefenso. Por lo demás, ya está Cuarto Milenio para informar sobre tres millones y medio de euros que salen de la nada, sobre deportivos que brotan en el garaje y sobre cuentas opacas en Panamá creciendo como almorranas.

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