De cara

La memoria de Puerta exige la verdad

Quizás resulte más cómodo mirar para otro lado. Olvidar el suceso y ceñirse a las emociones. Recordar a Puerta, el mito. Desentenderse de la parte enigmática que tuvo su repentino fallecimiento y quedarse con las escenas conmovedoras, las inolvidables muestras de cariño que se reunieron alrededor del drama, el abrazo imposible entre el sevillismo y el beticismo, la estremecedora instantánea de su mujer embarazada envuelta en lágrimas. Y sí, esa parte del adiós de Puerta jamás podrá borrarse de nuestra retina, porque se cosió bien dentro. Como las imágenes de sus carreras por la banda izquierda y la narración de su trascendental gol ante el Schalke. Pero la memoria de Puerta, además de homenajes, merece unas cuantas explicaciones que fueron aparcadas cuando el drama en sí nos dejó sin ganas. Y también las necesita el fútbol, el deporte, la calle. Y mucho más la medicina. La muerte de Puerta es un misterio por resolver.

No es agradable ni sencillo tratar de hacer periodismo sobre el dolor aún caliente. No es tampoco fácil. Ni siquiera popular. Pero conocer con exactitud los motivos que ocasionaron el fatal desenlace de Puerta es una exigencia a la que no se debe renunciar. No es simple curiosidad, mucho menos morbo. Es una necesidad que no se resuelve con un diagnóstico rápido y socorrido, con una respuesta frágil y poco sostenida. Y da la sensación de que ocurrió así. Si ya ha trascendido en círculos médicos que una parte de la autopsia del jugador muestra un corazón sano, es que el dictamen que se hizo público no estaba apoyado por evidencias suficientes. Aunque no es obligatorio airear los resultados de una autopsia, en este caso es fundamental que la cardiología deportiva conozca la verdad. La muerte de Puerta, quizás para evitar otras, no debe arrojar una sola duda. Sobre todo por respeto.

Más Noticias