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Tenemos un problema en atletismo y natación

higuero.jpgUn país que se encuentra entre las diez primeras potencias económicas del mundo no puede marcharse de vacío de Pekín en deportes como el atletismo y la natación. Por todas sus disciplinas, por su duración y por la repercusión que tienen son los deportes reyes de unos Juegos. Son los deportes que encumbran a mitos como Michael Phelps o Usain Bolt.

Pero en algo se ha fallado para que sólo nos quede la maratón como última opción de medalla en estos dos deportes. ¿Qué nos ha pasado? ¿Falta de motivación? ¿Excesiva presión? ¿Mala suerte? ¿Inferioridad insalvable? Pues más bien de todo un poco.

En el agua sólo hemos tenido un finalista, sin contar a las fantásticas chicas de la sincro. A estas no se les puede poner ni un pero. Pero el séptimo puesto de Aschwin Wildeboer en la final de 100 espalda ha sido nuestra mejor actuación. Y eso que el catalán batió dos veces el récord de España. El seleccionador Maurizio Coconi tiene un arduo trabajo por delante. Desde que llegó a la Federación ha comenzado a notarse su mano con nuevos métodos de trabajo, pero hace falta mucho más. No es cuestión de pretender competir con fenómenos como Phelps pero necesitamos subir un escalón o dos.

Los éxitos en Europeos o Mundiales deben trasladarse a los Juegos. No vale de nada llegar con la mejor marca del año y en el momento decisivo venirse abajo. La presión se salva con autoconfianza. Y causa de ella son los buenos resultados.

Lo del atletismo, por su parte, ha supuesto la peor de las decepciones. El excesivo optimismo de los dirigentes ha chocado de frente con la realidad. En Pekín unos no han dado la talla y otros han tenido mala pata. La marcha, uno de nuestros valores seguros, se ha quedado con el casillero a cero. El mediofondo también se ha quedado a las puertas de los podios. Y en otras disciplinas prefiero no seguir hablando.

Muchos de nuestros deportistas se han conformado con ser finalistas o con superar sus marcas personales. Están equivocados. A unos Juegos se va a ganar medalla. No a pasárselo bien. Eso de que lo importante es competir queda para los niños. Todas las horas de entrenamiento deben dar mejores frutos. Nuestros deportistas deben aspirar a lo máximo, necesitan creérselo.

Es inquietante contabilizar la cantidad de cuartos puestos que estamos cosechando en Pekín. No vale de nada hacer grandes actuaciones si no se rematan. Pero el problema va más allá y la solución es tan sencilla como complicada: mucha más inversión, tanto económica como humana. No toda la culpa la tienen los atletas y los nadadores. Desde las propias federaciones autonómicas, pasando por las nacionales hasta el Consejo Superior de Deportes deben apoyar más a los deportistas, dejar a un lado intereses personales y trabajar unidos para mejorar el deporte español.

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