Fuego amigo

Artistas e intelectuales comprometidos

La gente famosa atesora un valor añadido al mérito por el que ha ganado celebridad: y es su capacidad de influir en sus admiradores, ya sea a través de sus opiniones, ya sea con su ejemplo vital. El sector de la publicidad lo entendió muy tempranamente, y paga fortunas a actores y deportistas por la utilización de su imagen.

La política ha utilizado este recurso hasta la saciedad, y en todos los regímenes artistas e intelectuales forman una especie de spot publicitario permanente de uno u otro bando. Cuando el hombrecillo insufrible nos metió de hoz y coz en la guerra de Irak, parte de los actores de cine y televisión supieron colar su protesta hasta el gran escaparate de la entrega de los premios Goya, lo que casi le cuesta una enfermedad a Aznar.

No es extraño, pues, que la derecha busque para sus filas el consuelo de un obrero y de un artista. Pero para que un obrero vote a la derecha, o bien tiene que tener sus facultades mentales mermadas, o dejar de ser obrero. Lo de encontrar un intelectual de derechas es empresa aún mayor, un oxímoron que sólo consiguen deshacer considerando intelectuales a Belén Esteban o a Sánchez Dragó.

Por eso pierden los nervios. El alcalde de Torrevieja, del PP, insulta a Miguel Bosé llamándole "artistaza", y Esperanza Aguirre se refiere despectivamente a los actores de izquierda como los "de la ceja". Para mayor confusión, si el otro día Guillermo Toledo salía en defensa de la monarquía revolucionaria de Cuba, ahora un grupo de artistas e intelectuales, encabezados por Pedro Almodóvar, exige libertad para los presos políticos cubanos.

Así que estoy hecho un lío. Esta tarde pensaba ir al cine, pero me da miedo entrar en el bando equivocado.

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