El Papa viene de visita a Santiago de Compostela y Barcelona en noviembre, y con la antelación suficiente unos españoles de bien, esa gente normal de la que habla Rajoy, le han escrito una carta para agradecerle su visita en un momento de "honda crisis moral y económica". Suscriben la carta artistas, deportistas, intelectuales y políticos. Repasemos la lista.

Entre ellos están el Niño de la Capea y el Litri, cuya profesión de toreros los incluye en la lista de pobres de pedir como Esperanza Aguirre, toreros de gran altura moral y económica porque, como es sabido, sólo es pecado cobrar millones de euros por torturar al rey de la Creación, pero no cuando se trata de otros animales.

Lo firman también representantes de Intereconomía y la Cope, la cadena de la Iglesia (¡tiremos de la cadena!), además de políticos como Ana Botella, Mayor Oreja, Rodrigo Rato, Manuel Fraga, Núñez Feijóo o Martínez Pujalte, y varios miembros de la Fundación FAES que preside José María Aznar. Es decir, se lo pide el pueblo llano harto de que España se rompa, donde las niñas abortan sin el permiso de papá, a rebosar de mariquitas que se casan por lo civil. Es la derecha que, cuando pierde una votación en el Parlamento, recurre la ley al Tribunal Constitucional, y cuando esto falla... cuando este recurso falla se echa mano de dios mismo.

Han invocado al farsante de Roma, dueño directa o indirectamente de un imperio financiero, comercial y mediático, para que venga a aliviar nuestras penas. Con lo de los curas pederastas no sé si le quedarán en los tesoros vaticanos recursos morales suficientes para echarnos una mano. Pero para sacarnos de la crisis financiera tiene dinero de sobra. Así que también yo suscribo la carta. Que venga a liberarnos.

Meditación para hoy:

Para devolver el favor de que entre todos hayamos tenido la gentileza de sufragarle el viaje de turismo, el Papa ha decidido pagárnoslo con santos. Nos va a beatificar a otros veintiséis españoles "asesinados por odio a la fe" en la Guerra Civil. Es decir, viene a España a interferir en el debate político interno, a poner a caldo las leyes libremente votadas por nuestros representantes en las Cortes, como el matrimonio gay o el aborto, y además hace apología del bando vencedor.

Pero lo más necio de todo es eso del "odio a la fe". ¿Cómo se puede odiar a la fe? ¿Cómo es posible que a estas alturas de la civilización todavía utilicen el argumento infantil del odio a la fe? Puedes odiar al que utiliza la fe para manipular conciencias, para lucrarse con el dinero de los incautos, pero ¿cómo se puede odiar a la fe?