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Mario Vargas Llosa dice reírse ahora cuando le recuerdan los estragos que los censores de todo el mundo hicieron en sus obras. En su Perú natal, sus libros alimentaron hogueras, y en Rusia "le cortaron 40 páginas por razones morales". En la dictadura franquista, cuando el hoy presidente del PP, Manuel Fraga, con el que ahora tanto coquetea Vargas Llosa, oficiaba de ministro de Información y Turismo -el encargado de la censura-, los censores calificaron alguno de sus escritos de "inmoral, pornográfico, obsceno, marxista o depravado".

Los historiadores (y hasta diría que los psicólogos) tienen en los archivos históricos de aquella temida Dirección General de Información una mina no suficientemente explotada. Porque de las dictaduras hablan con más precisión los escritos que no se dejan publicar que los publicados para su mayor gloria.

En mis comienzos en el periodismo, cuando los principiantes teníamos que atender los teletipos y redactar los horóscopos, también me tocó la tarea semanal de presentar los diez ejemplares preceptivos, recién salidos de máquinas, de aquel Cambio 16 combativo, para su análisis por parte de los censores, cuyo ministerio había heredado Alfredo Sánchez Bella, "la bella Sánchez".

Uno de los secuestros más graciosos, que explica la mentalidad obsesiva de los censores, fue aquella edición en que aparecía en la portada un hermoso culo femenino. Para salir del atolladero, negociamos con el funcionario taparlo con un sello plateado ¡que desaparecía frotando con la uña, como los rasca-rasca actuales!

Nos costó una pasta el arreglo, pero cuando se corrió la voz, se corrió también media España, hambrienta de sexo y libertad.

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Meditación para hoy:

No hay otra. Tenemos trabajo de meditación para todo el día y los siguientes inmediatos. Así que yo sólo voy a dejar un apunte.

La derecha sociológica, CiU, vuelve a tomar el poder que había dejado prestado temporalmente a tres partidos, extraños compañeros de cama, que gobernaban (¿) contra natura. CiU lo vende como una vuelta al estado natural de Cataluña. Tanto, que los mercados financieros van a darse cuenta inmediatamente de que el país ha vuelto a estar en buenas manos. Lo dijo Durán i Lleida.

El PSC y los otros dos compañeros de gobernación se hunden y pagan la factura de la crisis, continuando con la maldición, con la tendencia generalizada de desplazamiento de la izquierda por parte de la derecha en toda Europa.

El PP sube, a pesar de, mejor dicho, gracias al discurso xenófobo tan dulce a los oídos para los que creen que en una situación de crisis económica los inmigrantes están usurpando el trabajo de los que tienen la patria en propiedad.

Laporta entra con cuatro diputados. Los ganó por la fama de haber sido presidente del Barça, con un discurso deshilachado, hecho de retales de los demás partidos independentistas. Será flor de una sola legislatura, pero, mientras, puede vender caro su patrimonio de cuatro escaños. Al mejor (im)postor.

Y, atención, un partido de ribetes nazis, como el PxC de Anglada, obtiene 75.000 votos y a punto estuvo de meter un diputado.

Dicho todo esto, lo que de verdad suscita interés para el resto de España es cómo se pueden extrapolar estos resultados a las próximas elecciones generales. En el PP están eufóricos, contando el cuento de la lechera a todo el que se pone delante con un micrófono. Siguen pensando que Cataluña es el lugar donde comienza la reconquista por parte del Don Pelayo Rajoy.

Y en el PSC, una vez pasados todos por el diván del psicólogo, es de suponer que caerán cabezas. Y si no caen, será un síntoma de que están peor de lo que todos nos creíamos.

Así que, a meditar, que ya estáis tardando.