Fuego amigo

Darwin ha muerto hasta el Juicio Final

Al final lo dijo. Benedicto XVI ha sucumbido a la camarilla (curia vaticana, se llama) que le aconsejaba tomar distancias con Darwin y su teoría de la evolución, confirmada en sus grandes líneas por la ciencia del siglo XX. El otro día ya lo avisé: "Según asegura el diario británico The Guardian, el santo padre ‘estudia con un grupo de sus más estrechos colaboradores la adopción, o al menos la aceptación, por parte de la Iglesia Católica de la teoría del diseño inteligente’, que no es otra cosa que el creacionismo (dios creó el universo) disfrazado de teoría científica".
De alguien que se cree infalible, como el Papa, puede esperarse cualquier disparate porque está disculpado, por principio, de cualquier demostración. El Vicediós se encuentra cada día más incómodo con las migajas que la ciencia apenas le deja para explicar el mundo. No nos extrañe, pues, que para él, los enemigos de dios sean el laicismo y su herramienta para razonar, la ciencia: "Al menos una parte de la ciencia se empeña con tenacidad en buscar una explicación del mundo en el que Dios sea algo superfluo. Así, sería algo inútil para nuestra vida. Pero cada vez que parece que lo han logrado, la realidad se muestra evidente. Sin dios las cuentas no cuadran para el hombre, para el mundo y el universo".
En esa historia reduccionista de buenos y malos que escriben las religiones monoteistas, los científicos que consiguieron desmenuzar la materia hasta las entrañas del átomo, que han transportado al hombre hasta la luna, que comprendieron los mecanismos por los que se producen y propagan las enfermedades y otras hazañas intelectuales de parecido calado, estos científicos, digo, son una panda de imbéciles incapaces de descubrir a dios, con lo fácilmente que lo encuentra a diario, con el mínimo esfuerzo, cualquier curita ignorante.
Benedicto XVI se siente amenazado por el laicismo y su hijo el ateismo, como los cazadores indiscriminados de ballenas se sienten amenazados por los ecologistas y conservacionistas, como las tabaqueras se sienten amenazadas por las autoridades sanitarias. El miedo de los asesinos de la razón, de cetáceos y de fumadores a perder sus negocios fabulosos les lleva a falsear balances y estudios sin vergüenza con tal de mantener en la ignorancia a sus clientes y sin embargo víctimas. Darwin estaba equivocado ("la teoría de la evolución es irracional"), hay muchas más ballenas de las que parece bajo las aguas, y el tabaco es casi un medicamento contra el estrés.

Dijo tantas cosas ayer este santo padre, como que "el ateísmo moderno nace del miedo a dios, quien sin embargo es bondad y amor"... El Papa es infalible y, por lo tanto, sus asertos no necesitan el trámite engorroso del razonamiento y la demostración. Pero yo, que no soy infalible, y además ateo (os recuerdo que soy ateo porque dios no existe, no por otra razón), me palpo las neuronas y me pregunto por qué yo habría de tener miedo a un dios que al fin y al cabo es bondad y amor. Qué gano yo con negarle su existencia, cuán grande es mi valentía (que desconozco, pues soy un cobarde compulsivo) atreviéndome a ningunearlo si en un paréntesis de su bondad y amor infinitos es capaz de enviarme al infierno ensartado en un rayo vengador.
El vicediós padre santo no olvidó amenazarnos de nuevo (sólo le faltó decir mi nombre), quizá para que no nos relajemos, con que al término de nuestros días habrá un Juicio Final. Para los que no fuisteis a clase ese día os recuerdo que será probablemente una escena bastante desagradable: tras la resurrección de la carne (copio de un predicador) "Dios separará el trigo de la cizaña, la hierba buena de la hierba mala, separará a los justos de los malos, vestirá a sus escogidos con vestiduras blancas y a los impíos y desobedientes, a los malos, a los que rechazaron a Cristo los lanzará al infierno, al lago ardiente de fuego y azufre".
Menos mal que dios es "bondad y amor", porque lo pillas en un mal día de esos que suelen tener lo dioses de vez en cuando, y estás perdido para siempre, o te quita la cartilla de la Seguridad Social, o seis puntos de golpe en el carné de conducir.
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(Meditación para hoy: hablando de asesinos de la razón, de ballenas y fumadores, ayer las televisiones nos pasaron las imágenes del famoso Toro de la Vega, de Tordesillas, una fiesta, "una tradición medieval", en la que cientos o miles de valerosos paisanos arriesgan su vida en la operación de acoso a un cobarde toro bravo que es alanceado por otros valerosos paisanos montados a la grupa de sus caballos. No sé vosotros, pero yo lo encuentro divertidísmo. Ante las críticas de medio mundo a esta salvajada, el alcalde de Tordesillas declaró muy serio que "sería una barbaridad... suprimir esta fiesta". ¡Qué barbaridad!)

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