Todo es posible

Marcos Ana

Dos Nobel de Literatura, José Saramago y Wole Soyinka, encabezan la propuesta de la Universidad de Granada para que concedan el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia al poeta Marcos Ana. La mía es una más de las numerosas firmas que apoyan el manifiesto donde se ofrecen 23 razones, una por cada año que pasó en prisión el poeta, para recibir un premio que se agrandaría con su nombre. Soy incapaz de resumir los motivos de mi admiración por Fernando Macarro Castillo, a quien todos conocemos por el seudónimo literario con el que firmaba los poemas desde la cárcel. Se llama Marcos en homenaje a su padre, víctima de un bombardeo de la aviación nazi en 1937, y Ana, por su madre, que murió después de muchos padecimientos al final de la guerra.

Escuché innumerables veces su nombre como el preso más veterano del franquismo, por eso le dieron la libertad. Antes se había librado de varias condenas a muerte, pero tuvo que cumplir 23 años en la cárcel por el hecho de militar en las Juventudes Comunistas. En su autobiografía Decidme cómo es un árbol (comienzo de uno de sus poemas) da fe de las torturas a las que fue sometido, pero el relato crece a partir de su libertad tardía, cuando a los 42 años hace el amor por primera vez, se enamora, conoce a Picasso, Alberti, Neruda... Que el jurado del premio lea el libro; no verá un ápice de resentimiento ni deseos de venganza. Le pesa más la gratitud que siente por todo lo que le ayudó a ser generoso, solidario, fuerte y tierno al mismo tiempo. No hay mejor ejemplo de concordia ni mayor contribución a la paz. Seguro que con su historia Almodóvar hará una maravillosa película.

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