La trama mediática

Ciudadanía, chismes y revanchas

educacion.jpg"Adelante, Don Mariano, y ni un paso atrás en la defensa de la libertad de educación! Nos jugamos mucho", arengaba ayer, al líder del PP, desde Libertad Digital Fabián Fernández de Alarcón, en un prolijo texto donde le daba pelos y señales sobre cómo declararse objetor a Educación para la Ciudadanía, después de escuchar a Rajoy mostrarse partidario de hacerlo.
También en Libertad Digital, dentro de un blog que cultiva en exclusiva la cosa bajo el nombre Cien mil objeciones, encontramos ayer esta forzada demostración de las maldades del invento: "El empeño del Gobierno de Zapatero por imponer la asignatura, por perseguir a los objetores y por venderlo como un logro ante feministas y colectivos homosexuales de izquierdas deja claro que estamos ante una asignatura política". Firmaba un pipiolo de gran porvenir llamado Álvaro Vermoet, a la sazón presidente de Unión Democrática de Estudiantes.

Con unos cuantos años y escamas más encima, Pío Moa se marcaba su propio párrafo sobre el asunto, y su bilis caía incluso sobre los considerados buenos de esta mala película: "Miseria de la Comunidad de Madrid. Permite la objeción a la deseducación ciudadana, pero obliga a sustituirla con diversas estupideces y tareas del mismo estilo, como si los alumnos no perdieran ya bastante el tiempo. Como casi siempre, la derecha parece adoptar una decisión clara para, a continuación, claudicar vergonzantemente y tratar de demostrar que no es menos progre que la izquierda".

No era esa, ni mucho menos, la tarascada más gruesa del ex terrorista. A ver qué les parece esta, en la que compara las consecuencias de una supuesta infidelidad matrimonial de un político norteamericano y uno español sin cortarse a la hora de dar nombres: "Si, además, la relación íntima del político fuera con una señora a su vez vinculada a la política y acusada de asuntos de corrupción urbanística y similares, el escándalo en USA sería mayúsculo. Aquí no pasa nada. Es decir, no pasa si el político tiene un perfil más o menos progresista. Me refiero a Gallardón que ni afirma ni niega, e invoca su intimidad". Vuelve Aquí hay tomate.

Gallardón vuelve a enfadar a Losantos

Curioso, que ayer mismo Federico Jiménez Losantos volviera a dedicar su artículo completo en El Mundo al alcalde Madrid. Siendo justos, debemos decir que fue por alusiones, pues el día anterior Ruiz-Gallardón había estado en el programa de María Teresa Campos pasándole al turolense la sentencia condenatoria por el hocico. He aquí parte de la réplica: "Podríamos decir que Gallardón es a la política lo que Garzón a la Justicia, porque comparten tres rasgos distintivos: la ambición sin límites, la falta de escrúpulos y una habilidad prodigiosa para el autobombo mediático".
El texto se titulaba "Gallardón, ese Garzón". Contra el genuino, el de la toga, volvió por tercer día consecutivo el editorial de El Mundo, aunque en este caso, apuntado más arriba: "El mayor beneficiario de la truculenta garzonada consistente en hacer un amago de que va a investigar los crímenes de la Guerra Civil es el Gobierno".

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