La trama mediática

La cultura española, proterrorista

10-01.jpgComo Rosa Díez no va al Festival de Cine de San Sebastián desde que era la consejera más viajera y con más guardarropía del Gobierno vasco, no sabe que en su última edición hubo un buen ramillete de muestras contundentes de rechazo a ETA. Y si lo sabe, prefirió pescar en el caladero de los ultras que gustan de llamarse liberales y cargó el lunes en su blog contra los artistas. Al ser un colectivo difuso, donde pueden entrar desde Garci al nuevo héroe de la lengua común, Toni Cantó, la diputada personalizó: "Los actores como Bardem recogen merecidos premios a su carrera recordando al sufrido pueblo saharaui; pero no pronuncian nunca jamás la palabra ETA".

Bendecido el pastizal por la emergente política, la cabaña tertuliar se apresuró a hacer los honores a tan sabrosa hierba. Destacó por los decibelios de sus balidos el filósofo Agapito Maestre que, con el listón puesto muy alto por Isabel San Sebastián y Cristina López Schlichting, echó el resto en el programa vespertino de Cope del pasado lunes: "La izquierda española en su conexión con la cultura es proterrorista y ha buscado todo tipo de engaños".

Por si alguna interferencia dejaba el mensaje en el éter, el charlatán con postgrado se versioneó a sí mismo minutos después: "Dentro de esa pócima que es la izquierda española y un sector de la cultura, lo que emerge es lo peor, lo más sucio. Yo tengo la sensación de que hay una vinculación directa entre este mundo de la cultura y ETA y la izquierda en general". Ya con la melena suelta del todo, Maestre aún pidió que emplumaran a Jaime Rosales, director de la película "El tiro en la nuca". Vean por qué: "Hace una apología del terrorismo, porque en fin, si yo fuera ministro del Interior, habría que buscar esa película y perseguirla por apología del terrorismo".

Alfonso Ussía contra Carlos Dávila

Para ayudarles a digerir esas palabras, les invito a presenciar desde la barrera una divertida riña de escalera. Miren lo que le grita el del cuarto derecha (Alfonso Ussía, en La Razón) al del piso de abajo de la misma mano (Carlos Dávila, director de la revista Época): "En Época han enviado a Dios de vacaciones. La repercusión de su detestable reportaje sólo ha servido para herir a un inocente y alimentar la saña y el griterío de la prensa deleznable. Calumnia que algo queda. Buenos registros en las ventas, probablemente, pero a un precio muy elevado. El precio del deshonor, del desprestigio, de la incoherencia, de la zafiedad, y sobre todo, de la mentira".

El origen del cabreo del columnista es un reportaje del fanzine del Grupo Intereconomía que presenta al ex marido de la infanta Elena –e íntimo de Ussía–, Jaime de Marichalar, como consumidor ocasional de cocaína. Significativo, que en medio de este charco creado por una publicación más de derechas que el Cid Campeador, se escribiera ayer en ABC: "La basura mentirosa y amarillista rezuma de la inmensa mayoría de medios volcados en la difusión de la pornografía intelectual socialista". Lo firma Herman Tertsch, que estuvo veinte años en El País.

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