Al sur a la izquierda

Valderas debe encabezar la lista por Sevilla

Ayer anunciaron el calendario y en septiembre empiezan a ejecutarlo. Diego Valderas será de nuevo el cabeza de lista de Izquierda Unida en las elecciones andaluzas, aunque está por ver si lo es por Sevilla o repite por Huelva como en 2008. La coalición cometería un error si sometiera otra vez a su coordinador andaluz al desasosiego de encabezar la candidatura por una provincia en la que puede no salir elegido. El problema es que en Sevilla el candidato viene siendo el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, que quiere seguir siéndolo. ¿Qué ocurrirá finalmente? Nadie lo sabe. Y eso es justamente lo malo: que estas cosas un partido tiene que saberlas.

Las dificultades de Valderas para ir por donde debe ir, que es por Sevilla y no por Huelva, son un reflejo del primero de los males que padece Izquierda Unida y que no es otro que su propia indefinición orgánica. Se trata de un mal cuyo alcance no es meramente funcional, ya que ha acabado contagiando al proyecto político mismo y diluyendo el perfil de sus líderes. Si los partidos son la espada con la cual la gente combate para alcanzar el poder y desde él cambiar las cosas, tal espada debe conservar intacto su filo pues de lo contrario resulta un arma inútil en la que no se puede confiar. IU es una espada con el filo mellado, una espada que necesita urgentemente pasar por la fragua de una redefinición y actualización orgánica y también política.
Si el liderazgo de un partido está perpetuamente en el aire es que ese partido no tiene en verdad un liderazgo, lo cual tal vez sea bueno para un movimiento civil, como el 15-M por ejemplo, pero es letal para un partido.

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