Balagán

Sunníes

La campaña sunní contra Siria, que se reforzó el lunes, estaría justificada si fuera sincera, pero esto es algo dudoso. Hay países sunníes que sistemáticamente conducen una política sectaria, especialmente cuando andan por medio los chiíes, como es el caso de Arabia Saudí o de Bahrein, dos Estados que el lunes retiraron a sus embajadores de Damasco. No conviene olvidar que hace muy pocas fechas los saudíes enviaron a su Ejército a Bahrein para aplastar la revuelta de la mayoría chií.

Lo que está ocurriendo en Siria es absolutamente condenable, y el régimen del presidente Asad debería tener las horas contadas. Ahora bien, Riad fomenta desde antiguo, y de manera oficial, un islamismo radical sunní por todas partes, y no sería extraño que estuviera detrás de los islamistas que protestan en Siria. Desde luego, el apoyo moral lo da, y no se debe descartar que también dé apoyo económico.

Llevar a cabo una política basada en una mentalidad sectaria tampoco está justificado, máxime si tenemos en cuenta que dentro de su país los saudíes practican el sectarismo con los chiíes, a los que tratan como ciudadanos de segunda o tercera clase. Y algo parecido ocurre con Bahrein.

No creo que pueda decirse lo mismo de Siria y de la minoría alawí, al menos de una manera tan exagerada. La dictadura alawí ha contado históricamente con el apoyo de otras minorías, incluida la cristiana, y, sobre todo, ha contado con el apoyo de amplios sectores sunníes, precisamente los sectores más moderados y menos islamistas. De otra manera no habría podido sobrevivir tanto tiempo. Este es un matiz importante que a menudo se pierde en la prensa occidental, que a presenta Siria como la dictadura del diez por ciento de la población alawí.

La convivencia de los alawíes con las restantes minorías y con una parte considerable de la mayoría sunní (pero no con los islamistas) ha sido una característica que no han compartido las mayorías sunníes de la península arábiga, comenzando por Arabia Saudí, que estos días condena de manera decisiva al régimen sirio.

La impresión que se saca es que los saudíes sólo tienen interés en que haya otro estado confesional sunní en la región. Y esto significa que persisten en su mentalidad sectaria. Y lo más triste es que los países occidentales, con Israel a la cabeza, apoyan el sectarismo.

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