Balagán

A las manos

A las manos. Así es como terminaron algunos de los delegados que ayer, en Estambul, acordaron la fundación del Consejo Nacional Sirio, un órgano que agrupa a distintas fuerzas políticas (y religiosas) que se han marcado el objetivo de acabar con el régimen del presidente Bashar al Asad y establecer una democracia. El hecho de que en la jornada inaugural algunos delegados repartieran o recibieran tortas no es un buen augurio.

En principio el caso sirio presenta algunas similitudes con Egipto, aunque es más complejo. Los liberales sirios son cuatro gatos, como los egipcios. Los liberales egipcios fueron los artífices de la Revolución del 25 de enero. Contaron con el apoyo explícito de Occidente, con el presidente Obama a la cabeza, y acabaron con Mubarak en apenas 18 días.

Luego llegaron los islamistas y se sumaron al carro. Los Hermanos Musulmanes son el grupo mejor organizado y todo indica que ganarán de calle las elecciones que tienen que comenzar el 28 de noviembre. Los liberales hicieron el trabajo revolucionario, o almenos la parte más importante, y sin embargo apenas cuentan con un apoyo significativo de cara a los comicios.

En Occidente, no obstante, se ha dado tanta publicidad a los liberales que muchos occidentales piensan que son el sector más fuerte en Egipto. Cuando se celebren los comicios y ganen los islamistas, será interesante ver cuál es la reacción de Occidente.

En Siria los liberales son menos incluso, así que una caída del régimen de Asad puede conducir directamente al islamismo. Los islamistas sirios fueron bastante violentos en los setenta y en los ochenta, y sospecho que si se hacen con el poder no serán tan benévolos como los islamistas de Erdogan en Turquía.

Ahora defienden a toda costa la democracia porque creen que las urnas les serán favorables. Mientras los liberales probablemente son ingenuos, los islamistas saben que cuentan con un gran apoyo popular.

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