Balagán

Democracia exprés a cualquier precio

Thomas Friedman decía ayer desde el Herald Tribune que ha llegado el momento de saber si Irak puede gobernarse a sí misma "de una manera decente", ahora que los Estados Unidos han abandonado casi completamente el país que ocuparon en 2003 para librar al mundo y a los iraquíes de Saddam Hussein.

Friedman cree que después del 11 de septiembre de 2001 parecía una "elección estratégica legítima" (?) la idea de cambiar el contexto árabe y colaborar con el pueblo iraquí. Ahora, a toro pasado, Friedman dice que no fue una buena idea. Para arribar a esa conclusión ha necesitado la muerte de 150.000 personas, terribles atendados a diario y el exilio de más de cuatro millones de personas, cuya mayor parte, por cierto, ha buscado refugio en Siria y no en Estados Unidos.

¿Pagará alguien por este desaguisado de mangnitudes bíblicas que solo ha comenzado? Parece que no. Nadie va a exigir cuentas a los visionarios de la Casa Blanca y del departamento de Estado que sin tener la menor idea de la región se embarcaron en la trágica aventura que nos ha conducido a esta catástrofe.

Otros visionarios con un traje casi idéntico tratan ahora de llevar la democracia a Oriente Próximo al coste que sea, sin tener en consideración lo ocurrido en Irak, sin vislumbrar siquiera que las condiciones sociales, económicas, políticas y religiosas de la región no tienen nada que ver con las condiciones que se dan en Estados Unidos o en Europa occidental.

Lo peor es que la administración Obama ha acabado por sumarse a las doctrinas de los visionarios neoconservadores de Bush hijo.

Todos queremos que la democracia prospere en el mundo, y particularmente en Oriente Próximo, pero haber ignorado la realidad de la región se está pagando a un precio muy elevado, y sin que avistemos la democracia por ningún lado en el horizonte.

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