Balagán

46 ovaciones

La exhibición del poderío israelí en Washington se toma ahora un receso. Ante el lobby AIPAC han desfilado y rendido cuentas en los últimos días los máximos líderes de Estados Unidos, incluidos el presidente Obama y el secretario de Defensa Panetta, entre muchos otros, así como los máximos líderes israelíes, incluidos el primer ministro Netanyahu y el presidente Peres.

El tema monográfico ha sido Irán. Muchos de los participantes ni siquiera han mencionado la cuestión palestina, o la han mencionado tan de pasada que deja en evidencia el desinterés de Israel y Estados Unidos. Atrás han quedado, bien enterradas, las manifestaciones de Obama durante sus primeros dos años en la Casa Blanca, y el compromiso que adquirió en El Cairo ante los países árabes.

El blog Informed Comment, del profesor estadounidense Juan Cole, recuerda que el temible "peligro iraní" ya fue denunciado en 1992 por Netanyahu y Peres. El primero dijo que Irán tendría la bomba antes de 1997 y Peres dijo que antes de 1999.

Ahora Israel ha puesto el acelerador y construye a destajo en los territorios ocupados mientras cambia radicalmente la fisonomía de Jerusalén este. Europa, como Estados Unidos, calla y otorga. Un silencio cómplice con el que europeos y americanos dan el visto bueno al expolio que no se detiene después de más de seis décadas en la misma dirección.

Por todo eso, es sorprendente que el Maariv dijera ayer que "Netanyahu sale de Washington con las manos vacías". Esto es válido exclusivamente si nos referimos al deseo de Netanyahu de atacar a Irán ya. Obama está en campaña y no quiere arriesgarse con una intervención militar, pero Israel está consiguiendo que la comunidad internacional, incluida la anestesiada Europa, imponga más y más sanciones contra Irán que están incidiendo en la población de ese país de manera muy negativa.

En la legislación internacional a esto se le llama castigo colectivo, y está prohibido.

Por cierto, la Voz de Israel dice que el discurso de Netanyahu, que duró algunos minutos, se vio interrumpido nada menos que en 46 ocasiones por las ovaciones de los 10.000 delegados del AIPAC.

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