El nuevo secretario de Estado, John Kerry, de 69 años, es un gran defensor de Israel y ha votado sistemáticamente en el Senado a favor del Estado judío. Esto, sin embargo, no le ha impedido criticarlo de vez en cuando.

En 2010 dijo que el "Golán debe devolverse a Siria". El mismo año dijo que "la capital de Palestina tiene que ser Jerusalén oriental, con el control de la mezquita Al Aqsa". Al año siguiente, en 2011, denunció que "la construcción de Israel en los asentamientos dificulta la paz". Y el mismo año 2011 dijo que "Israel tiene que poner fin al bloqueo de Gaza y permitir la circulación de alimentos, medicinas y todo lo necesario para poder vivir".

Para más inri, Kerry es partidario del multilateralismo, una doctrina que aboga por lograr consensos entre los distintos países y que es anatema en Israel, donde prevalece el unilateralismo y se defiende que Estados Unidos también debería seguir esta doctrina.

Todo esto hace que Kerry -que además se ha opuesto a un ataque contra Irán- no sea bien visto en Israel y que incluso se le haya acusado de "izquierdista", con todas las connotaciones negativas que este vocablo tiene en el Estado judío, que no son pocas.

El gobierno israelí ha felicitado a Kerry por su nombramiento pero al mismo tiempo en Israel se preguntan con cierto nerviosismo por sus planes para Oriente Próximo, y más concretamente por sus planes con respecto al conflicto árabe-israelí e Irán.

En realidad Kerry no es tan "izquierdista" como se le pinta. El nuevo secretario de Estado apoyó la construcción del muro de Cisjordania y más recientemente, en noviembre último, se opuso al reconocimiento de Palestina como estado no miembro por parte de la Asamblea General de la ONU. Solo un poco antes también defendió el derecho de Israel a defenderse durante la operación Columna de Nube contra la franja de Gaza.

El Yediot Ahronot ha recordado que uno de sus abuelos y una de sus abuelas eran judíos que se convirtieron al cristianismo, mientras que uno de sus hermanos se ha convertido al judaísmo tras casarse con una judía.