Estos últimos días han visto un deterioro grave en Siria en relación con las dos principales formaciones yihadistas que operan en el país, especialmente en el norte, el Frente al Nusra y el Estado Islámico en Irak y Siria.

Los roces entre los dos grupos, que en algunas ocasiones han sido violentos, se vienen produciendo desde hace meses y la semana pasada tomó cartas en el asunto el líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, amigo y sucesor de Osama bin Laden.

Zawahiri ha decretado la disolución del Estado Islámico en Irak y Siria y ha dicho que el único representante de Al Qaeda en Siria es el Frente al Nusra.

El Frente al Nusra se creó en enero de 2012 y poco después se integró en Al Qaeda. Inmediatamente Estados Unidos puso a la organización en la lista de grupos terroristas.

Desde el principio Al Nusra ha sido una de las organizaciones más belicosas contra el régimen de Bashar al Assad y no ha dudado en cometer atentados suicidas y en atacar a civiles que no tenían nada que ver con el conflicto, así como no ha dudado en perpetrar ejecuciones públicas en las áreas que controla.

El anuncio de Zawahiri llega después de varios intentos de reconciliar a los jefes del Frente al Nusra, Abu Muhammad al Yawlani, y del Estado Islámico en Irak y Siria, Abu Bakr al Bagdadi.

La situación era realmente insostenible pero ahora, con la "disolución" del Estado Islámico en Irak y Siria, se abre un periodo muy incierto ya que no está claro que este grupo vaya a disolverse voluntariamente.

Recientemente un centro de estudios estratégicos británico estimó que en Siria existen un millar de grupos armados de distinto pelaje, la mayoría islamistas. Se trata de una apreciación subjetiva pero revela muy bien cual es la naturaleza de la mayoría de organizaciones rebeldes que operan contra el régimen de Damasco.