Una china en el zapato

Pieza rabiosa

     Recuerdo haber leído en la prensa, hará un par de meses, unas declaraciones del Presidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, en las que afirmaba que nadie le movería de su cargo pues estaba bien asentado en la tierra, con sus raíces bien adentro. Recuerdo también que al pasar página lo siguiente que leí fue que el árbol que inmortalizó Anna Frank en su diario había sido arrancado de cuajo por una tormenta.

      Este fin de semana se hicieron públicos nuevos datos sobre el caso Gürtel: hay más  de ochenta y cinco millones de euros que vienen y van entre  cuentas de Mónaco y Suiza. No es de extrañar que Camps y muchos implicados no quieran moverse. Como Berlusconi, él debe sentirse también un "magnate del negocio" y no quiere sucesor. Hasta la diplomacia estadounidense , según los cables de Wikileaks, le avala: "Trabajó duro para forjar su propia identidad política", dicen de él. Y tanto.

     Pero mientras estos trabajadores del negocio político hacen todo lo posible por mantener la situación que les es tan favorable, gran parte de los ciudadanos de a pie intentan forzar algún tipo de movimiento en sentido contrario: el Partido de la Izquierda Europea se ha propuesto lanzar una campaña de recogida de un millón de firmas, dentro del proyecto Transform! Europe, que pretende constituir una alternativa al modelo de sociedad vigente.  

     En ajedrez se llama pieza rabiosa a aquella pieza atacada que, se mueva donde se mueva, está perdida. Dada la complejidad de este tablero todavía está por ver quién es la pieza rabiosa, hacia dónde va a moverse y qué se llevará por delante.

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