Se levantan las acampadas y yo recupero este blog de tele. Llámenlo casualidad. O tiren de ignorancia popular y aplíquenle un refrán. "Las desgracias nunca vienen solas", por ejemplo.

Se levantan las acampadas y, tras casi un mes, me arremango para tratar de entender qué ha pasado entre la tele y las acampadas de plazas españolas, a qué han jugado y cómo han intentado entender/apropiarse/aprovecharse o desprestigiar el movimiento de indignación que sigue en marcha, confío, aunque ahora de otro modo.

Para empezar, quiero destacar algo que ya mencioné en el Visto/Dicho/Oído hace unas semanas, y que me sigue pareciendo importante:

"De todos los logros que –tal vez, ingenuamente– espero del movimiento de resistencia que ha seguido al #15m, confío en que uno de ellos sea la posibilidad que nos han dado de bajar a la calle, acercarnos hasta la acampada más cercana y contrastar todas las mentiras y manipulaciones que la televisión ha venido lanzando durante días, con falsos quiénes, cómos y porqués. Ojalá."

Pero hay más, afortunadamente, hay mucho más: el becario con el jersey amarillo sobre los hombros de Intereconomía, el vómito confuso de Amando de Miguel en VEO7, confundiendo a los indignados con extremistas de izquierda, fascistas y nazis (así, todo a la vez), el bochornoso papel de TV3 durante los palos de los Mossos y la Guardia Urbana en Plaza Catalunya (y el espléndido trabajo de Susanna Griso y los suyos) o la obsesión de 'La Noria' por preguntar a los famosos qué les parecía el movimiento (como hizo la prensa con Penélope Cruz o Paris Hilton en sus visitas a España).

Da igual. No importa lo que piensen los famosos. Ellos tampoco nos representan. No importa lo que digan los tertulianos: ellos llevan años ocupando una plaza y no han planteado nada serio en ese tiempo. Ellos, los mismos que se han pasado semanas exigiendo propuestas a los indignados.

La televisión, durante este mes, no sólo ha servido para mostrarnos sus mañas manipuladoras, sino para enseñar desesperadamente su condición de 'establishment' y sus ridículos intentos de ejercer como  juez supremo.

Eso sí, entre todo el despropósito, hay que reconocer el estupendo trabajo honesto y falto de prejuicios que han hecho Susanna Griso, Buenafuente (cuya entrevista a dos de los miembros de las acampadas de Sol y Plaza Catalunya me pareció un magnífico ejemplo de lo que había que haber hecho) y el estupendo reportaje que emitió ayer La2 sobre el movimiento, dirigido por Ana Pastor en 'Crónicas'.

De los demás, por supuesto que hemos aprendido. Pero a su pesar.