Hace unos días, al salir de casa, descubrí que de las farolas de mi calle cuelgan unas banderolas con Duran i Lleida y Mas. Me volví a casa, claro. Aterrado ante aquella estampa de perfiles de Duran i Lleida y Mas con ese estilo Isla de Pascua (socialista) de los retratos de Marx/Engels, o Lenin/Marx/Engels. O Marx/Engels/Lenin/Stalin... O de la portada de algún disco de los Erasure, o los Pet Shop Boys o los Queen en plena rapsodia bohemia; un triángulo de formaciones musicales que, a todo esto –sea lo que sea esto– incluye a varios artistas que, en opinión de Duran i Lleida, estarían en todo su derecho de acudir a un psicólogo para que les curase de... ¡Nada, hombre, qué tontería más grande! ¿Cómo va a ser la homosexualidad una enfermedad? ¡Ya han vuelto a sacar de contexto mis palabras! "El homosexual es una persona exactamente igual que yo y tiene la misma dignidad que yo, que soy heterosexual"... aunque no tengan los mismos derechos, a casarse o a adoptar hijos, por supuesto.

Mientras tanto, en un desenfocado segundo plano adosado a la bandera nacional, podemos apreciar (en lo que vale) el perfil de Artur Mas, rematado por un tupé tan torturado al calor del secador de pelo a toda potencia que ha acabado derivando en una especie de cresta de mohicano, si no del último, sí del que le da la vez al último en llegar. Y debajo de ellos, lo más inquietante; el pie de foto, el texto, la leyenda, que reza: ‘Duran i Lleida’; algo que para cualquier recién llegado con escasos conocimientos del quién es quién en la convergencia catalana cuya unión hace su fuerza llevaría a plantearse los grandes interrogantes: ¿quién es Duran y quién es Lleida? ¿Quién Marx y quién Engels? ¿Acaso ha nacido un Abba catalán y estos son ellos? ¿Y ellas, quiénes serán; Nina y Nuria Feliú?