Monstruos Perfectos

En la noria de la feria (de vanidades)

Ayer dejamos Helsinki a toda velocidad, después de que yo fuera capaz, en el tiempo récord de tres cuartos de hora, de: UNO, entrar en pánico al descubrir que solo teníamos habitación en nuestro hotel hasta anteanoche, cuando yo creía que aún nos quedaba un día más en la ciudad, DOS, reservar a toda prisa una habitación –a precio de bótox– en uno de los pocos hoteles que aún tenía vacantes, TRES, descubrir en el taxi de camino al nuevo hotel que nuestro vuelo no salía hoy, sino ayer, y CUATRO, anular la reciente reserva de la habitación, tomar un autobús hasta el aeropuerto y volar a Barcelona, sin más incidentes que las incomodidades que provoca un avión con los portaequipajes repletos de las chinoiseries de nuestros compañeros de vuelo, la mayoría procedentes de Pekín.

Bienvenidos a casa. Lo primero que he hecho esta mañana al despertar en Barcelona, después de enfundar los cojines en Marimekos y dar con un hueco para los portavelas de Alvar Aalto en los cuarenta metros cuadrados de nuestro apartamento, ha sido salir al kiosco para hacerme con el primer número del nuevo Vanity Fair español, el de la reina Rania en portada. Escribir la reina Rania me provoca una inevitable asociación con el nombre colombiano de Kermit, de Gustavo, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo: la rana René en la Plaza Sésamo de la televisión de Colombia. Debe de ser ese el motivo por el que esa señora me provoca tanta risa, por eso será. No creo que tengan nada que ver las perlas cultivadas que la reina jordana engarza una tras otra en su entrevista con Angela Rodicio para el VF. En absoluto. "(...) por una parte, se trata de una gran familia, la jordana y, por otra, de mi pequeña familia: la que forman mi marido y mis cuatro hijos. Mi objetivo es conseguir un buen equilibrio". Jajaja. Ya me ha vuelto a dar la risa otra vez. Maldita rana René. Respiro hondo para seguir leyendo esa apasionante entrevista a tiara abierta: "Ser reina es responsabilidad y deber, un trabajo y un servicio público a mi pueblo, lo cual es un honor para mí".

Un concepto de la monarquía con el que coincide plenamente Mario Conde, otro de los entrevistados en este número inaugural de la feria de las vanidades nacional: "(...) tengo claro que el Rey y su padre han hecho una labor por España por la que debemos estarles agradecidos. Por ello le tengo fidelidad y respeto, además de cariño". Conmovedor.

Les ha quedado tremendamente familiar este número inaugural del Vanity patrio: Raina y su gran familia jordana, Mario Conde, el rey y su padre. El juez Bermúdez y el dichoso libro de su mujer. Los Agnelli radiografiados en su odio opulento. Manolo Blahnik, su hermana y una sobrina. Elena Ochoa y Norman Foster. O los Coppola, padre e hija, como protagonistas de un anuncio a doble página de Louis Vuitton. Ya lo dijo la gran Cayetana de Gurruchaga: "La familia unida, jamás será vencida... aunque esté jodida".

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