Cartas de los lectores

20 de febrero

Y ahora, la bendita productividad
Llevamos un tiempo escuchando aquello de "ligar los salarios a la productividad". Especialmente interesados se muestran la presidenta alemana, Angela Merkel, dirigentes de la CEOE (Arturo Fernández) e incluso el Banco de España en boca de José Luis Malo de Molina. El Gobierno se muestra un tanto esquivo a la hora de posicionarse, pero parece claro que, no contentos con la reforma laboral, ahora aspiran a reducir aún más el poder adquisitivo de los trabajadores a través de los convenios y sus cláusulas de revisión salarial. Aun aceptando las bondades de la productividad, habría que preguntarse quién la mide, cómo y en qué momento. Todo esto se resume en una frase del Ministro de Trabajo, Valeriano Gómez: "En circunstancias de crisis, los salarios deben ceder una parte de poder adquisitivo para que las empresas recompongan sus resultados". Dicho que otra manera: que paguen los de siempre, los trabajadores.
José María García barcience (Toledo)

Recursos eficaces para el atropello
Los acontecimientos sociales que han originado las caídas de los gobiernos en Túnez y Egipto y que, con probabilidad, acabarán siendo reproducidos en otras naciones de la zona, ¿habrían tenido lugar si no hubiera habido una población joven formada y con acceso a las nuevas tecnologías de la información y comunicación?
Es curioso observar que la tasa de alfabetización en estos dos países es prácticamente equivalente (se encuentra entre el 74 y 71%, aproximadamente), y el nivel de penetración de Internet alcanza el 34 y 21% respectivamente.
¿Quiere ello decir que en los estados donde la democracia y la calidad de vida brillan por su ausencia y donde, casualmente, hay índices sustancialmente bajos en los aspectos referidos las élites procurarán continuar conservando tan lamentables condiciones sociales?
La ignorancia y la imposibilidad de información siempre han sido recursos eficaces para instaurar y conservar los atropellos y las vergonzosas prerrogativas.
Alejandro Prieto Orviz Gijón (Asturias)

Fuera sátrapas y tiranos del poder
Que tomen nota los dictadores del mundo. En 18 días se puede sacar de la silla ilícita del poder a un sátrapa o tirano. Los egipcios lo han demostrado con su revolución pacífica.
Es cierto que no siempre resulta fácil echar a un dictador. De eso sabemos bastante en España. Pero, cuando un pueblo unido resuelve decir "basta", no hay déspota que pueda resistir en su trono de ilegitimidad y desvergüenza.
Los dictadores no triunfan por su inteligencia, astucia o maldad infinita, sino por la sumisión y adhesión voluntaria de unos cuantos; por la cadena de poder que se establece entre colaboradores interesados que apoyan incondicionalmente a quien les concede prebendas y privilegios, mientras el pueblo se muere de hambre y de sed de justicia.

Pedro Serrano Martínez Valladolid

Lo que nos separa y lo que nos une a Obiang
Lo que nos separa del régimen que encabeza el señor Obiang es que nosotros podemos elegir a quienes queremos que nos gobiernen; que nuestro ordenamiento jurídico no contempla la pena de muerte; que aquí no se encarcela a nadie por sus ideas políticas cuando se manifiestan pacíficamente; que existe libertad de prensa y un Parlamento democrático. Lo que nos separa, en definitiva, es el respeto a la Declaración de los Derechos Humanos. ¿Qué cosas nos unen al dictador guineano más importantes que estas que nos separan, señor Bono?
Enrique Chicote Serna Arganda del Rey (Madrid)

Posibles e imposibles en un mundo en crisis
Imposible es la construcción del socialismo y el pleno empleo dentro del capitalismo; la democracia guiada por un dictador; la igualdad dentro de una monarquía; la soberanía de un país si sus deudas han sido compradas por otro país; la construcción de Europa desde la moneda común; la sostenibilidad desde la dependencia energética; la erradicación total del hambre sin la generosidad de todos los gobiernos.
Sin embargo, sí es posible aprender de los errores. Es posible que los pueblos encuentren en paz su destino. Es posible el amor entre las personas. Es posible el compañerismo, la camaradería, el arrope en ese bar de la esquina donde tomamos café el albañil, el fontanero, el maestro, la enfermera, la limpiadora, la encargada del súper, el de la semillería. En el recuerdo de todos está cómo las hemos tenido peores y salimos de todas. Aprendamos las lecciones y salgamos con alegría mirándonos de frente.
Antonio Ortiz Ortiz Sevilla

Contra el botellón con la misma fuerza que contra el tabaco
La visión, una vez más, de la suciedad y la basura que genera el botellón es realmente deprimente. No entro a valorar el daño del alcohol. Eso, está claro, preocupa muy poco a los gobernantes. En este caso sólo quiero hablar de civismo.
La entrada en vigor de la Ley Antitabaco ha dejado muy clara la decisión del Gobierno de que se cumpla sin excusas y, pese a las discrepancias, la está cumpliendo la inmensa mayoría. Las medidas sancionadoras van en serio.
¿No sería posible dotar a las leyes antibotellón, de unos mecanismos sancionadores igual de eficaces? ¿O es que las basuras no dañan la salud?
A muchos nos daña tanto como el tabaco a los no fumadores. Nos daña nuestra salud mental y cívica.
Dudo de que tengan valor algún día para atajar estos efectos del botellón porque la misma política sancionadora tendrían que aplicarla a muchos ciudadanos irresponsables que dejan en la calle tanta o más suciedad como los jóvenes bebedores. Oiríamos las protestas, en este caso no del sector de la hostelería, sino de organizadores de grandes eventos donde el comportamiento de muchos participantes es algo más que reprobable. Y, para no molestar a nadie, me ahorro la lista de eventos.
Francisco Mesa Ramírez Tomares (Sevilla)

Más Noticias