Cartas de los lectores

3 de abril

Ley de Memoria Histórica
Si el PP fuera un partido de centro reformista y su fuerza ideológica estuviera basada en un patriotismo constitucionalista no nos avergonzarían a todos con espectáculos tan lamentables como el recientemente vivido en Fresnedillas (Madrid), en el que el PP impide cambiar el nombre de la plaza del Generalísimo por plaza de la Constitución.
Un partido, no ya de centro sino de derecha moderna, evitaría el más mínimo recuerdo a un periodo vergonzante de nuestra propia historia, cumpliendo esta ley (ya en vigor), y cuando sus más derechistas votantes les inquirieran por tales cambios en el callejero, ellos podrían venderse como estrictos cumplidores de la legalidad vigente.
Por desgracia parece que están decididos a conculcar la ley, mientras por toda España los nombres franquistas nos siguen recordando tan amargo pasado.
Todos conocemos votantes e incluso militantes del partido popular que, aun en su conservadurismo, representan una forma moderna de ver la política dentro de la más escrupulosa dinámica democrática. Pero da la impresión de que la jerarquía del partido está mucho más a la derecha que sus votantes.
¿Cuándo nos van a dar los dirigentes del partido una muestra inequívoca de que han pasado página y de que no son herederos del franquismo?
Javier Lacomba Maruri

Valladolid
Ante la nueva legislatura
En los días previos a la investidura de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente de Gobierno para la próxima legislatura, se están configurando los puestos clave para los debates parlamentarios que presumiblemente se verificarán en un futuro próximo: las presidencias y portavocías de las dos Cámaras legislativas.
En el Senado no hay prácticamente cambios, así que podemos esperar más de lo mismo.
En el Congreso de los Diputados, en cambio, se han producido cambios sensibles. Está claro que los dos partidos mayoritarios han hecho un esfuerzo importante para impedir que se repita el bochornoso espectáculo que sus señorías nos ofrecieron a lo largo de la pasada legislatura. Han nombrado un presidente de la Cámara equidistante entre PP y PSOE y dos portavoces a los que es difícil imaginar protagonizando un intercambio de exabruptos. Pues todo esto está muy bien.
Ahora, lo que muchos españoles esperamos como agua de mayo es que, una vez extinguido el odioso ruido bajo la bóveda de la sala de plenos, podamos asistir a un debate sosegado y eficaz entre nuestros representantes que nos conduzca a la resolución de los asuntos que nos acucian y que llevan años postergados bajo la sempiterna presencia de la lucha antiterrorista y el modelo territorial: la reforma de la ley electoral, la reforma de la función pública, la lucha contra la corrupción, el control sobre la banca, la inspección eficaz a las empresas, la prevención real de riesgos laborales, las políticas activas para el empleo, los planes eficaces para la adquisición de una vivienda digna, la reparación de nuestro sistema judicial, el desarrollo eficaz y democrático de las políticas de inmigración, el replanteo de los asuntos de defensa respecto a la intervención de nuestro ejército fuera de nuestras fronteras, el definitivo desarrollo de los estatutos de autonomía, la redacción consensuada de la Ley de Educación, el fomento y desarrollo de planes para la integración de las diversas lenguas y culturas españolas en el conjunto de nuestro territorio, la emancipación de la Iglesia católica del Estado, etc. A ver si de verdad podemos ver algún día a nuestros políticos trabajar con eficacia en las tareas para las que les estamos pagando con nuestro dinero, fruto de un duro trabajo desarrollado en un mercado laboral cada vez más complicado.

Mario López Sellés

Madrid
El espectáculo de las inmobiliarias
Las aguas van volviendo de modo bien visible e imparable a su cauce, y empiezan a bajar los más que triplicados precios de la vivienda. Una de sus manifestaciones es la lucha a muerte por el botín que enfrenta a algunos especuladores, a diferentes niveles, de ese artículo de primera necesidad.
He sido testigo involuntario de un significativo acto de esa despiadada, feroz competencia a navajazos por algunos de esa lamentable mafia. En el Barrio de la Concepción, un individuo joven bien trajeado iba colocando cartelitos de su chiringuito, una franquicia de una de las inmobiliarias, poniéndolos no sólo encima de otros carteles sino arrancando y tirando al suelo, sin vergüenza, en pleno día, los de la competencia. Recriminado por una persona mayor, no tuvo empacho en acercársele, insultándole y amenazándole cobardemente. Indignada, llamé para protestar al teléfono de su agencia, en la calle Doctor Vallejo, donde encima le defendieron diciendo: "Peor es robar". Como si ellos, en más de un sentido, no lo estuvieran haciendo.
Emilia Novas Soler

Madrid
Toros y franciscanos
El próximo sábado 5 de abril tendrá lugar en la plaza de toros de Córdoba una corrida en beneficio de una orden religiosa: La Cruz Blanca. Leo unas declaraciones del hermano Manolo, superior de la congregación, haciendo "un llamamiento al corazón de los cordobeses" para que "acudan en masa" a la plaza y así poder obtener la mayor cantidad posible de fondos. Los beneficios, dijo, se destinarán al proyecto de abrir un nuevo pabellón en la sede de la comunidad.
Queridos hermanos de la Cruz Blanca, admiro la labor que realizan a favor de los necesitados. Pero no entiendo cómo dejan utilizar su nombre para llevar a cabo la tortura de unos animales indefensos.
Las corridas de toros son el colmo de la falta de respeto a otros seres vivos. Se produce el linchamiento de un pobre animal frente a los aplausos de un público sin ninguna sensibilidad.
No hace falta recordarles que la vida y los escritos de san Francisco desaprueban tanta crueldad.
Gerardo Pedrós Pérez
Córdoba

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