Cartas de los lectores

26 de abril

La estrategia del barullo
La estrategia del PP de cara a 2012 consiste en embarullar la vida política y lanzar el anzuelo. Cuando se trata de economía, sale Montoro con la túrmix y bate la deuda externa con el PIB, el paro y las cuentas públicas, concluyendo que la situación es insostenible, aunque no da solución alguna. Si toca referirse al terrorismo, toman la palabra Mayor Oreja y Trillo para formar un tótum revolútum de digestión imposible con Troitiño, Bildu, el juez Bermúdez y la negociación del Gobierno con ETA. Cada vez que cualquier magistrado añade una cuenta al rosario de corrupción Gürtel, Cospedal elabora un batiburrillo conspiranoico de jueces, policías y fiscales, y Sáez de Santamaría se acuerda de Bono, de los hijos de Chaves y, si hace falta, nombra al tránsfuga de Benidorm. Entre tanto, desde la terraza de la calle Génova, Mariano Rajoy contempla el embrollo y promete una solución innovadora: gobernar España como Dios manda.
Enrique Chicote Serna Arganda del Rey (Madrid)

Inquietud en el Partido Popular
tras los últimos sondeos
"Una ronda de tila para todos", eso es lo que se debe de oír últimamente en algunas sedes del Partido Popular, ya estén en la Comunidad Valenciana, en Castilla-La Mancha, en Galicia o en Madrid, por no hablar de Soraya Sáez de Santamaría, Javier Arenas, José María Aznar, Dolores de Cospedal o Mayor Oreja. Sobre Mariano Rajoy parecen estar más pendientes de que no se levante de la cama, aun a costa de privarnos de sus seductoras intervenciones.
En fin, como dice el refrán, la verdad es amiga del tiempo. Y parece ser que el tiempo –de embaucar– se le está acabando al Partido Popular.
Mª José Izquierdo Borao
Teruel

El mercado es el sátrapa
de los ciudadanos de Occidente
Ahora que vemos cómo los pueblos árabes se rebelan contra sus sátrapas, hartos de décadas de represión y pobreza, los pueblos del llamado primer mundo nos encontramos sojuzgados por un nuevo tipo de sátrapa: el mercado, eufemismo tras el que se esconden poderosos intereses económicos en manos de unos señores omnipotentes que juegan y especulan con nuestras vidas, trabajos, derechos y libertad. Nos imponen su dogma infalible, que no es otro que el de su enriquecimiento a costa de nuestra pobreza.
Su insondable ansia de riqueza y su falta de escrúpulos para alcanzarla provocaron esta crisis que han acabado pagando los ciudadanos de a pie y, en lugar de tener que responder ante la sociedad y ante los tribunales, son precisamente los mercados quienes nos exigen cuentas, después de que han sido rescatados con dinero público y cuando sus beneficios y dividendos se disparan hasta cifras jamás vistas. Todo lo anterior, con la inestimable colaboración de los gobiernos de turno.
Si el sistema no cambia, nuestros derechos y libertades están heridos de muerte.
Javier Gutiérrez Herrador

Laredo (Cantabria)

25 años de la Ley General
de Sanidad
Ayer se cumplieron 25 años de la aprobación de la Ley General de Sanidad por la que se creó el Sistema Nacional de Salud. Esta ley, promovida por el ministro Ernest Lluch, puso en marcha la reforma y modernización de la sanidad, que desde ese momento se hizo universal, y con financiación pública a través de los impuestos, convirtiéndose en un pilar fundamental del Estado del bienestar. Supuso la sustitución de la caridad por el derecho, vinculando la protección sanitaria a la condición de ciudadano.
Ernest Lluch fue asesinado por ETA, como tantos otros socialistas, pero el PSOE nunca ha utilizado el terrorismo para sus fines particulares, como está haciendo el PP de forma constante, lo que califica a esas personas que nos avergüenzan a los que creemos en el Estado de derecho.
Decir y hacer hoy lo contrario a lo que dijeron e hicieron cuando estaban en el poder es una norma habitual de esta derecha que demuestra diariamente que los ciudadanos y España no les interesamos, sólo les interesa llegar al poder. Eliminarán todo lo público y se cargarán los cuatro pilares de nuestro Estado del bienestar: la sanidad, la educación, las pensiones y la dependencia. Nos vamos a enterar.
Paloma García
Madrid

Los atascos de Semana Santa:
¿un mal inevitable?
El fin de la Semana Santa nos trajo los consabidos atascos que parecen un mal inevitable. El pasado domingo nos vimos atrapados en una columna de varios miles de coches en la A1: tardamos tres horas en recorrer 40 kilómetros entre Burgos y Aranda por culpa de unas obras que duran desde hace más de un año, y me consta que esta situación se reprodujo en otros tramos viales del país.
Quiero exponer algunas medidas que se aplican en el país vecino para prevenir o mitigar los efectos de esta plaga. En Francia, el calendario de vacaciones escolares se rige por una división en tres zonas geográficas. Los escolares de cada zona empiezan y acaban sus vacaciones de Navidad, primavera y Semana Santa en fechas distintas, lo cual permite aliviar unos atascos muy previsibles.
Por otra parte, la DGT y las autoridades francesas establecen itinerarios alternativos para que los automovilistas puedan escapar de estas auténticas ratoneras que son las autovías en días problemáticos. Esta información, así como los tramos exactos de las carreteras en obras, se difunden ampliamente no sólo en la propia carretera, sino también en los medios de comunicación.
Para que se difundieran estas mejoras tendría que existir una previsión y una coordinación que brilla por su ausencia en España en lo que a tráfico se refiere.
María Isabel Díez Torres

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