Cartas de los lectores

14 de septiembre

El PP que viene
No me extraña que Mariano Rajoy esconda su programa todo lo que pueda. El aire de las encuestas sopla fuerte a su favor, aunque entrando por la derecha. El descontento ciudadano a causa de esta crisis eterna es tan grande que acudirá a las urnas en una especie de vendetta contra la política de Zapatero.
La receta de Rajoy ya la prueban las comunidades gobernadas por el PP: menos maestros, menos medicamentos cubiertos por la Seguridad Social, menos personal interino en la Administración, menos ayudas a la dependencia, venta de inmuebles y vehículos, privatización de servicios públicos y eliminación de órganos de control. Todo aderezado con abrazos a la patronal y a los taurinos.
Así que parece ser que el PP acabará con el paro despidiendo a trabajadores interinos; recaudará más bajando impuestos y calmará a los mercados anunciando la quiebra de España. Puro Rajoy.
José María García Diago Barcience (Toledo)

Subir y bajar impuestos:
¿de derechas o de izquierdas?
No entiendo tanta polémica sobre si subir o bajar los impuestos es de izquierdas o de derechas, por utilizar la terminología al uso.
De lo que yo estudié hace años en la asignatura de Hacienda Pública, me resulta fácil deducir que aumentar los tipos de los tributos directos que gravan de manera progresiva la riqueza (rentas del capital, patrimonio, etcétera) es de izquierdas, como también lo es, en la actual coyuntura, bajar escalonadamente aquellos que recaen sobre el trabajo asalariado cuya retribución no supere los 100.000 euros anuales brutos, pongo por caso.
Y será de derechas reducir la presión fiscal de las personas físicas y jurídicas con mayores ingresos (sea cual sea su fuente), así como incrementar los impuestos indirectos, en particular, el IVA.
Lo que no debería variar en función del color político, es la disposición a luchar contra la cada vez mayor bolsa de fraude.
Enrique Chicote Serna
Arganda del Rey (Madrid)

Los derechos de los trabajadores ayer y hoy
Aspirar a mejorar las condiciones de trabajo supone aguantar la presión de los directivos de grandes empresas y empresarios que quieren que no mejoren y, a veces, también aguantar las críticas de los trabajadores que las tienen peores.
¿Dónde estaríamos los trabajadores si siempre hubiésemos cedido a la presión?
¿Creen los empresarios que tendrían lo que tienen sin los derechos y el tiempo libre de los trabajadores? ¿De dónde creen que salen sus beneficios, sino del consumo que producen estos trabajadores?

Las generaciones anteriores consiguieron los derechos con lucha y esfuerzo. Nada les fue concedido gratis. Muchos, en las generaciones actuales, están permitiendo que estos derechos desaparezcan. Tal y como planteamos la sociedad: ¿puede mantenerse un sistema donde no se pueda aspirar a más e incluso conformarse con menos?
Juan Carlos Ruesca Hernández

El alquiler al precio
de las hipotecas
Estoy intentando alquilar un piso. Todo el mundo tiene derecho a ganar lo máximo con sus propiedades. Pero, como siempre, esto es un juego de responsabilidades compartidas. El propietario que pide lo que cree que se merece y el inquilino al que le gusta determinado piso se lanzan a la aventura de un contrato que no siempre es tan efectivo como debería. Mi responsabilidad como inquilino en potencia es limitar lo que creo que debo pagar para así poder tener un vida digna y disfrutarla. Para no tener que quedarme en casa porque ya no me queda dinero para nada más. Esto, sumado a las mil garantías que te piden y que puedo ofrecer, garantiza el cobro.
Pero, al comparar precios, me doy cuenta de que el precio de los alquileres, lejos de bajar, se acercan cada vez más al precio de una hipoteca. ¿Acaso estoy pagando la hipoteca de otro?
Si tengo que cambiar de ciudad lo haré, ya que los planes de las instituciones para la vivienda digna (por cierto, habría que modificar la Constitución para que no apareciera la palabra "digna") no sirven de nada.
Lluís M. de Baldomero Zazo
Barcelona

Los recortes en educación
en Madrid
A los integrantes de la Asociación de Padres y Madres del Instituto de Educación Secundaria Altaír (Getafe) nos preocupa que los recortes provoquen una disminución de la calidad en la enseñanza.
La disminución de profesores va a suponer, según nuestras estimaciones: la supresión de desdobles en asignaturas claves; pérdida de apoyo para niños con necesidades educativas especiales; dificultar actividades de biblioteca, informática e incluso garantizar el número de profesores para las guardias, el aula de convivencia y otros programas.
Es especialmente grave que se tomen medidas tan drásticas sin tener en cuenta las características de nuestros centros. Los institutos públicos acogen una población muy diversa en la que predominan familias de bajo nivel adquisitivo y existen importantes carencias sociales y culturales.
Estos recortes no pueden justificarse aludiendo a una crisis que las familias trabajadoras de estos centros no hemos creado. Como muchos expertos manifiestan, nosotros también creemos que "la educación no es un gasto, es una inversión". En los años de bonanza, del dinero fácil, tampoco se acordaron de nosotros para repartir.
Asociación de Madres y Padres
del I.E.S. Altaír
Getafe (Madrid)

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