Cartas de los lectores

20 de junio

No a la Europa del apartheid
Como emigrado político durante la dictadura franquista, habiendo sido bien acogido durante décadas en distintos países de Europa y de América Latina, quiero agradecer a los europarlamentarios españoles que han tenido el valor de oponerse a la directiva de la vergüenza contra los hoy inmigrantes.
Exhorto a cuantos ciudadanos puedan, cada uno desde su lugar en la sociedad, a luchar contra esa degradación cada vez más fuerte y variada –como la reciente reforma para aumentar la jornada laboral a 65 horas semanales– hacia una Europa que se encuentra a las antípodas de aquella hacia la que muchos queremos dirigirnos.
José María Grandas Menéndez / Madrid

Vergüenza
Eso es lo que sentí al ver lo que habían votado los europarlamentarios socialistas españoles ayer en el Parlamento
europeo.
Únicamente Josep Borrel y Raimon Obiols, no valen abstenciones en un tema tan grave para los derechos humanos, salvaron la dignidad de unas siglas honrosas para muchos ciudadanos.
¿Recuerda Zapatero porqué ideales murió su abuelo? La verdad es que me han facilitado mucho la decisión de voto para las próximas elecciones. Aprovecho para pedir disculpas en nombre de todos los que creemos
en la dignidad humana.
Óscar Paz Buenadicha / Madrid

Contra los corruptos
Pido tolerancia cero contra toda clase de corrupción inmobiliaria, información privilegiada, fraude o soborno. Nuestro país tiene que desterrar para siempre la cultura del pelotazo, si es que se quiere que los ciudadanos recuperemos la credibilidad en las instituciones democráticas.
La tolerancia en el caso de corrupción de Estepona tiene que brillar por su ausencia, si se demuestra que son culpables, y yo la pido con más contundencia aún contra todo corrupto que sea militante de mi partido, el PSOE. Es intolerable que cientos de políticos del Partido Socialista o de otros partidos estemos en entredicho porque unos cuantos políticos de cualquier ideología quieran enriquecerse a costa de la confianza que los ciudadanos han depositado en ellos y en sus grupos.
Y pido también que se modifique la ley para que las penas de cárcel se cumplan sin miramientos ni contemplaciones contra estos delincuentes de guante blanco.
Joaquín García Mayo / Getafe (Madrid)

Pequeña armada invencible
La inmigración, según quien la utilice, puede ser un problema, un fenómeno, una oportunidad, un reto... y, en el peor de los casos, un argumento político, es decir, la ocasión ideal para que afloren la xenofobia y el racismo como estímulos que resultan electoralmente muy rentables.
Ningún país, miembro de la Unión Europea, admite la inmigración como lo que realmente es: un hecho social complejo, en el que se conjugan intereses, motivaciones y capacidades muy diversas y por lo tanto profundamente enriquecedor.
La política europea comunitaria, demasiado confusa al respecto, contribuye a mantener en el imaginario colectivo la idea de que la inmigración es un asunto cuando menos ingobernable, que escapa a cualquier control administrativo y del que se lucran sólo los traficantes de personas, y no aquellos que explotan a estos trabajadores en cuanto llegan.
El control, manu militari, de las fronteras, el retorno forzado, los campos de retención en los países de salida, y hasta el abandono de náufragos en alta mar, son hechos asumibles por las opiniones públicas europeas.
Sin embargo, los trabajadores inmigrantes de ahora no son diferentes a los emigrantes españoles y europeos de siempre. Dejan su país en busca de una dignidad personal que allí no van a conseguir y que aquí les negamos sistemáticamente, creyendo que, si mejoran su suerte, es a nuestra costa y no por el esfuerzo extraordinario que están haciendo desde que decidieron partir.
Algo de esto último debían de saber los tripulantes de los pesqueros Francisco y Catalina, Corisco y Monte Falcó que, actuando en consecuencia, demostraron a toda Europa que con los inmigrantes, frente al egoísmo anónimo de las razones de Estado, caben también compromisos absolutamente humanos y solidarios, y nos emocionaron a muchos ciudadanos.
Me niego a creer que aquella emoción sentida sea menos válida que la directiva aprobada por el Parlamento Europeo contra los "irregulares".
Luis Fernando Crespo / Alcalá de Henares (Madrid)

Oveja negra
A Rajoy le ha salido una oveja negra en la familia, como en las mejores familias.
Los disgustos le vienen por parte de primos. Primero, uno que quita importancia al calentamiento global y ahora otro que es un delincuente implicado en un secuestro, nada menos.
Si Mariano Rajoy gobierna un día en este país no podrá contar con ninguno de ellos para darles una cartera ministerial. De no haber sucedido nada de esto, el primero podría haber sido ministro de Industria y el otro de Interior. La noticia del primo secuestrador ha venido muy bien para compensar el escándalo de la corrupción en el Ayuntamiento de Estepona gobernada por los socialistas y es mala noticia para el congreso del Partido Popular.
Uno no tiene la culpa de lo que son o hacen sus familiares, pero en un país como Estados Unidos, donde escarban en la vida privada de los candidatos en busca de una oveja negra, sería un mal asunto para llegar a presidente.
Al alcalde de Estepona no le salen bien los proyectos. Primero buscó novia en la televisión y luego prometió ser honrado en su trabajo municipal.
De momento, algunos de los detenidos ya han salido a la calle con fianzas de entre 300.000 y 500.000 euros, una prueba más de que los negocios, sucios o limpios, les iban bien.
Antonio Nadal / Zaragoza

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