Ondas pestilentes
Aunque hipócritamente intenta cubrirse pronunciando cien veces por hora el nombre de Dios o de la Virgen, nadie que haya leído los Evangelios puede confundir la Cope con una emisora cristiana, sino lo que es, farisea. Hay mucho ignorante, pero sin duda no lo son los obispos que la financian, aunque algunos creen poder tapar su responsabilidad con inútiles quejas, en vez del plante decisivo que les exigiría su deber en caso tan escandaloso. Ha tenido que ser, para bochorno de los cristianos de verdad, la justicia civil, laica, la que empiece a frenar las pestilentes ondas de esa cloaca de odios, que tanto daño lleva haciendo hace tanto tiempo aquí. No se puede olvidar que emisiones así, en España y en otros países, han llevado a los peores enfrentamientos fraticidas, y que ya ahora la COPE ha provocado trágicas divisiones dentro de las familias.
J. J Fuente Hidalgo / Zaragoza
Remiendos zapateriles
El presidente Zapatero ha tomado, entre otras medidas para reactivar la economía, la de congelar los sueldos de los altos cargos ¿Y qué tal si además congelara los de las altas cargas? O mejor aún: ¿Por qué no congelar a las cargas altas?
Archibaldo de la Cruz / Barcelona
Congelación salarial
Una de las medidas de Zapatero para combatir la crisis económica consiste en no revisar el año que viene el sueldo de los altos cargos de la Administración pública. Si se tiene en cuenta que han aumentado en 68 los altos cargos, poco ahorro puede significar esa no revisión de los otros salarios. De cualquier modo, los sueldos de esos altos cargos soportarán muy bien la congelación por un año, pues no dejan de ser sueldos muy calientes. La mayoría de los trabajadores españoles nos sentiríamos encantados de tener sueldo congelado de alto cargo no por un año, sino por muchos. Hace poco Esperanza Aguirre dijo que se congelaba su sueldo de 100.000 euros anuales. Bendita congelación, menudo sacrificio. Hay sueldos que llevan toda la vida congelados, que son mileuristas o menos, y no se calientan con el 3% de subida anual. Con esos 100.000 euros anuales de la señora Aguirre tiraríamos muchos durante toda la vida laboral tan encantados de nuestra suerte.
ANP / Zaragoza
Plas, plas, plas
Jordi Oriola / Barcelona
Noticias, noticias
Mientras el Sr. Rodríguez dice que la economía española se "desacelera", en mi emisora preferida se sigue hablando del PP y de fútbol. Se es valiente y se tiene otro talante porque, según he escuchado esta mañana en esta emisora, hay en la dirección del PP mujeres separadas, mujeres solteras con hijos, como si estas circunstancias estén por encima de la familia tradicional.
Daniel González / Barcelona
Mapa con errores
En un periódico de tirada nacional del pasado domingo aparece un mapa con los nombres de los países de Europa gobernados por la derecha y por la izquierda. En él se puede apreciar que España figura, junto con Gran Bretaña, una parte de Irlanda, Bulgaria y algún otro, entre los que tienen gobierno de izquierda. Le estaría muy agradecido si Vd. que es un hombre de izquierda –de eso no hay duda- tuviera la amabilidad de aclarar porqué un país cuyo gobierno protege a la banca y a la gran patronal, tiene secuestrado el sindicalismo, permite que la Justicia sólo se aplique a los indefensos, intenta manipular la educación (el mejor valor de las personas), mantiene las pensiones y los salarios más bajos de Europa, no duda en utilizar antidisturbios contra quienes discrepan, ha engañado a todos con la economía y, para colmo, ahora dice que congela los sueldos de todos los gobernantes para dar ejemplo a la ciudadanía
Ángel Morillo Triviño / Castuera
El Grec
Este año el precio de la entrada del Grec, ese gran festival de las artes teatrales y musicales de Barcelona, alcanza para algunas funciones los 45 euros. Una diferencia abismal comparado con lo que costaba en aquel Grec primerizo, nacido hace unos 30 años para ofrecer un espectáculo al alcance de todos los públicos: 100 ptas. Sin pretender que ese importe –que hoy serían 60 céntimos de euro– se mantuviera, tampoco habrá que echar muchas cuentas para comprobar que, por más que lo relativicemos, el precio de esas entradas ha sufrido un incremento más que excesivo: de promedio se ha multiplicado por 50. Lo que supone que un gran sector social, que ya tiene dificultades para llegar a fin de mes con cierto sosiego, difícilmente podrá permitirse el lujo de participar de ese acontecimiento que ha dejado de ser lo que en su inicio pretendía.
Jordi S. Berenguer / Barcelona
Comentarios
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