Cartas de los lectores

08 de enero

Los Reyes Magos les han traído bombas

Y a Israel total impunidad: licencia para matar. No es una guerra, es una ocupación que dura más de medio siglo. Y ahora, después de dos años de asedio de día y de noche, sin luz, sin apenas agua potable, sin medicamentos y sin comida, la población de Gaza –donde viven (vivían) más de millón y medio de personas en la cárcel a cielo abierto más grande del mundo– está siendo masacrada. Bombas, tanques, destrucción, sonidos sordos y molestos no son petardos de fiestas navideñas, son bombas y metralla que mata. Más de 600 muertos y más de 3.000 heridos.
Es indecente la falta de condena a Israel, ¿qué pasaría si los muertos fueran israelíes, o europeos, o norteamericanos?, ¿la reacción sería la misma? ¿Por qué los israelíes tienen derecho a seguridad y los palestinos sólo tienen derecho a vivir como perros y con la cabeza baja viendo cómo el Derecho internacional se pisotea bajo sus narices?
No es una ofensiva, es una matanza, una agresión en la que "se barre parte de la franja de Gaza". ¿Qué barren? ¿personas?, ¿los muertos palestinos no importan? ¿cómo se puede poner en la misma balanza a la víctima y al verdugo? Terror es lo que está sembrando Israel en Palestina. Se me amargó el año nuevo, un nuevo año de inmovilidad e injusticia.
Consuelo García / Madrid

Pacifistas de salón
Al día siguiente de la declaración del Estado de Israel,
los países árabes de su entorno le declararon la guerra; ni un solo día dejaron a Israel vivir en paz, ni un solo día permitieron a los judíos que iban llegando, expulsados y masacrados por la II Guerra Mundial europea, organizarse como una nación en paz y armonía con sus vecinos, ni un día de gracia concedieron a Israel. Poco a poco, los estados árabes moderados han ido aceptándoles como vecinos, con la terrible excepción de los grupos terroristas radicales islámicos de Hamás, cuya razón de ser consiste en no aceptar ni negociar ningún tratado o acuerdo de paz con Israel que no suponga la eliminación total y absoluta del Estado de Israel y el exterminio físico de sus habitantes.
Diariamente, incluso en las treguas que han simulado, han acosado a Israel con proyectiles y kamikazes suicidas que han ocasionado bajas entre la población civil y las han aprovechado para rearmarse y poder proseguir con su mesiánica labor de exterminio total del Estado judío. De hecho, últimamente han desoído el ultimátum lanzado por Israel hasta provocar la situación actual. En todo este tiempo no se han oído protestas de nuestro pacífico Gobierno, ni de nuestro ministro, ni de los intelectuales en favor de las víctimas israelíes.
Juan Antonio del Cerro

Israel, prevengan armas!

La guerra preventiva fue un argumento utilizado por la defensa de los criminales nazis en Nuremberg (1945) para intentar legitimar la invasión de Polonia. Quisieron demostrar que ejercían el derecho a la propia defensa ante riesgos evidentes para la integridad territorial de la Alemania histórica e imperial que ellos consideraban irrenunciable; si no había agresión inicial, nadie era responsable de las consecuencias posteriores de la II Guerra Mundial.
La coartada del Gobierno israelí durante los últimos 60 años de guerra contra Palestina es igual de burda, ya que pretende justificar los ataques anticipatorios y desproporcionados para prevenir riesgos inminentes y graves que no existen más allá de la mera presencia de los palestinos en un territorio que Israel necesita para seguir creciendo.
La encrucijada, la gran contradicción de Israel, es que no puede admitir la existencia de un Estado palestino independiente, porque eso significaría que no puede expandir sus colonias. Tampoco puede reconocer a los palestinos como ciudadanos del Estado judío: aquellos han demostrado su capacidad organizativa –Hamás ganó democráticamente las últimas elecciones legislativas en Palestina– y podrían, en pocos años, acceder democráticamente al poder.
Después de la reunión de las Azores, el argumentario bélico ha dado un paso cualitativo, ahora los soldados israelíes en Gaza, y los nuestros en el resto del mundo, defienden con las armas la democracia electiva, el libre mercado, la igualdad de oportunidades y el modelo de vida del civilizado Occidente frente a la "barbarie fundamentalista del Islam". La guerra de aniquilación es inevitable.
Hemos renunciado a la superioridad moral que nos otorgaba condenar todo tipo de violencia política contra el Estado o del Estado. Nos están embaucando.
Luis Fernando Crespo /Madrid

Fiebre consumista
La sociedad de consumo en la que estamos instalados desde hace ya tiempo está pasando en la actualidad por una época de vacas flacas de imprevisible alcance, presentándonos problemas de muy difícil solución.
Por consiguiente, el ciudadano no tiene otra alternativa que intentar adaptarse a ella, centrándose en el consumo de aquellos productos más básicos –como es el caso de la alimentación–, a la vez que deja a un lado otros menos fundamentales que nos entran por los ojos, en especial durante estas fechas, tras las innumerables super ofertas, rebajas y gangas "increíbles" de los escaparates de las tiendas de nuestras ciudades, que constituyen una auténtica tentación.
Hemos de ser muy responsables y tener muy claro que debemos anteponer siempre la cabeza al corazón y actuar con sentido común, porque, como acostumbraban a decirnos antaño nuestros mayores, además de estar más sanos, nuestro bolsillo seguramente nos lo agradecerá.
Mar Sánchez / Zaragoza

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