Cartas de los lectores

09 de enero

A la vida
La Iglesia católica, siempre a la vanguardia del anacronismo, continúa su cruzada antiabortista recurriendo a las tesis de la ciencia preconciliar, poco rigurosa, pero leal al cristianismo. Sin embargo, su preocupación por la defensa de la vida en su estado embrionario prevalece sobre el interés por otras muchas vidas que, en múltiples conflictos en todo el mundo, se están perdiendo a chorros. Si su interés por los niños palestinos, congoleños o iraquíes fuera comparable al que les provocan los no-natos, estaríamos viendo escudos humanos de color púrpura y, a la cabeza, el Papa Benedicto XVI se interpondría con su propio cuerpo para proteger a los inocentes del fuego asesino.
Algo así hubiera propuesto Jesucristo que, según tengo entendido, y al contrario que sus representantes terrenales, era bastante dado a mojarse contra las injusticias. Pero claro, resulta más fácil teorizar sobre el pecado abominable del aborto enfundado en sus cómodos zapatos de diseño que enfrentarse a la realidad de los exterminios cotidianos. Esas vidas, de niños y de adultos, no merecen la misma defensa encarnizada.
Su derecho a la vida, a esa vida perra y sin oportunidades que les ha tocado, no es una prioridad para el Vaticano. Se limitan a una condena ambigua de cada matanza, mientras en sus laboratorios elaboran argumentos para seguir justificando la demonización de sus obsesiones.
Antonio Martín / Zaragoza

No es un sueño
Él no ha soñado que estaba en Gaza. Nada de bombardeos, a cual más cercano, ni de militares entrando en casa llevándose a hombres de 12 a 50 años, desnudándoles y golpeándoles. No vio, en su sueño, cómo disparaban sobre una ambulancia, ni cómo moría toda una familia. No pudo huir a ninguna parte, no pudo gritar horrorizado, esconderse bajo las sábanas creyendo que así nadie le haría daño.
Aunque hay sueños que son tan reales como la vida misma, que sólo se saben imaginación cuando apareces en la cama y te das cuenta de que la realidad, aunque no muy distinta, es otra. Si hubiera fantaseado con algo, hubiera sido con miles de personas manifestándose por todo el mundo, presionando a gobiernos, ofreciendo alternativas. Pero no soñó.
En verdad, tampoco llegó a dormir, Omar llevaba días sin poder hacerlo. Cada vez que lo intentaba, alguien con el rostro cubierto le golpeaba en la cabeza y le decía: "No te duermas, no te duermas".
José Ángel Elgezabal/ Bilbao

Acoso escolar

Un juez ha condenado a un colegio de Madrid a indemnizar a la familia de un alumno que venía sufriendo reiterados abusos por parte de algunos de sus compañeros. Aunque tendría que leer la sentencia para conocer más datos, creo que si los profesores veían las agresiones y se inhibían, bienvenida sea la condena. Pero conozco el oficio y esto no suele ocurrir. Las faltas graves, como agresiones y acosos, pueden ser sancionadas, según los reglamentos del centro, hasta con 28 días de expulsión. Y, generalmente, el director del centro denuncia los hechos.
Pero si los alumnos agredían a su compañero aprovechando los cambios de clase, es decir, cuando los profesores no estaban presentes, la sentencia no tiene sentido. No es el centro el culpable; ya está bien de echar culpas a los docentes. Los culpables serán los niños, por llamarles de alguna forma, que han pegado al compañero, y la responsabilidad será de sus padres. Porque los niños son de quienes los han tenido, cosa que se olvida últimamente.
Fácil lo tienen las autoridades, ya que, recientemente, quienes delinquen tienen la costumbre de grabar todo con el móvil en un derroche de inteligencia. Se ve fácilmente que son generaciones de jóvenes que han estudiado la ESO, claro.
Así que, por favor, señores jueces y juezas, castiguen a los verdaderos culpables, no a los que trabajan donde se han producido los hechos. Porque si dos personas se pelean en una sucursal de la Seguridad Social, pongo por caso, a nadie se le ocurre sancionar al director. ¿A que no?
Paco Gómez / Algeciras

La inagotable gratitud de Aznar
El ex presidente del Gobierno, José María Aznar, considera que la victoria de Barack Obama es "un exotismo histórico" y "un previsible desastre económico". También cree que George W. Bush es un "gran estadista" que está viviendo en su despedida "la hora de la ingratitud", añadiendo: "Ya lo dijo Churchill: ‘Los grandes pueblos son siempre desagradecidos’. Él está viviendo ese momento", afirma Aznar.
Cuando Bush asumió el poder, heredó un superávit de 651 mil millones de dólares de la era Clinton. En 2004 este "gran estadista" consiguió un curioso récord: ser el presidente que había registrado el empeoramiento más rápido de las cuentas públicas de EEUU.
En julio de 2008 se pronosticaba que el déficit presupuestario norteamericano en 2009 sería de casi 500.000 millones de dólares, una cifra que no tenía en cuenta ni los costes de las guerras de Irak y Afganistán, ni tampoco los 700.000 millones que el Gobierno de la primera potencia económica del mundo pondría sobre la mesa unos meses después para llevar a cabo el mayor rescate financiero de la Historia. La deuda total estadounidense ya ronda los 2 billones de dólares, con b de Bush.
Qué desagradecido es el pueblo norteamericano con el presidente que lo embarcó en la guerra de las mentiras y le dejó el mayor endeudamiento público de su Historia, ¿no les parece? Menos mal que a George siempre le quedará la inagotable gratitud de Jose Mari.
Alberto Ríos Mosteiro / Madrid

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